Page 871 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            la cizaña peor de aquella Doctrina que por mas inmediata a Tinta fueron
            demasiado constantes en la sedicion.
                    Entre tanto que las Partidas de Paruro y Cotabambas hacian su deber,
            marcharon proporcionando el tiempo para reunirse la que fue por la Quebra-
            da de Urcos al comando de Dn. Miguel Campero, y la del Alto que acompañó
            el Sr. Inspector. Esta pasó algunos dias en el sitio de Yanacocha, donde venció
            algunas dificultades de poca consideracion, y despues abanzo cinco leguas a
            un lugar llamado los Altos de Pucacasa. Aqui tuvo que sufrir el recio temporal
            que huvo, y algo de las tropas rebeldes que coronaron los cerros, asechando
            los pasos y movimientos de nuestro Exercito; pero si la mano de Dios no se
            huviera dexado ver favorable, huvieramos llorado el suceso de Sangarará repe-
            tido, porque en la noche mas obscura, y en que la nieve obligo a nuestra tropa
            a tomar el abrigo de las tiendas, marchaba a paso largo Tupac Amaro para caer
            repentinamente sobre nuestro Campo, lo que hubiera logrado si un Yanuario
            Castro que desertó del Real enemigo no diese a tiempo la noticia. Con este
            aviso se pusieron sobre las armas, y resistieron el abance solo con perdida de
            un Mulato tambor que por desidia no mejoró de sitio: tambien salieron algu-
            nos heridos, y de los Yndios contrarios se ignora su numero.
                    Los Dragones de Lima extrañaron mucho el temperamento, y empe-
            zaron a enfermar de modo que asi por este motivo, como por haver sido di-
            ficil pasar a Tinta por el Alto de Pucacasa, se bajo la tropa del Pueblo de An-
            dagualillas en que se lograron ayres mas templados, y aqui continuó la ruta,
            cuyo termino fue la decision de nuestra feliz suerte. Pero antes de llevar esta
            narracion a su principal objeto, es digna de advertirse la osadia del Revelde
            demostrada en la Carta que le escribió al Sr. Ynspctor sin darle tratamiento,
            quando todavia se hallaba acampado en los altos de Pucacasa. En esta ocasion
            repitio lo substacial de lo que tenia escrito al Sr. Visitador, capitulando la paz
            indecorosa a nuestras Armas, y al respeto debido a la Soberania; y lo mas es
            que le añadio respondiese categoricamente, en la inteligencia de que se man-
            tendria en su designio sino se le daba Quartel a toda su Familia, y se accedia a
            sus propuestas. El conductor del Pliego fue el Padre Ramon de Salazar orden
            de Santo Domingo, que fue preso con ocasion de haver salido a explorar por
            una Cueba, en que lo aprendieron los Yndios. Fue llevado a la presencia del
            Rebelde, quien lo trató con benignidad, y le dexo su Cama esa noche para que
            durmiese con mas descanso. Acaso no huviera recibido el Ynsurgente tan fa-
            vorable a este Religioso, si alguno le recuerda que en el Conflicto de la Batalla



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