Page 857 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
del Impostor, no ha habido exceso a lo que no se hayan avanzado, ni delito que
no hayan cometido.
Han sido en ellos frecuentes los robos, sacrilegios, incendios, estupros,
muertes y todo género de hostilidades; de suerte que en el espacio de sólo
cinco meses que han corrido se ve un destrozo universal; los pueblos desier-
tos, arruinadas las haciendas, disipados los caudales, saqueados los templos,
perseguidos sus ministros, las iglesias sin rentas, la Dignidad Episcopal, pre-
bendas y beneficios, sin la precisa congrua de su subsistencia, y usurpados los
Reales derechos y enteramente exhausto el Erario de Vuestra Majestad. Pero
como los que resisten a la autoridad resisten el orden de Dios, según expresión
sagrada, era indispensable no continuaran impunes en sus delitos, el Sacrílego
Usurpador de tan legítimos derechos y sus criminosos partidarios.
Estos Dominios que por disposición divina fueron adquiridos a la Mo-
narquía de España, debían conservarse bajo del reinado de un Monarca, el
más justo y benéfico de cuantos ocuparon el Trono, y así hemos reconocido
visible la mano omnipotente. La Escritura Santa que nos ha dado en diferentes
lugares la más cabal idea de este invasor Tirano, nos ha hecho concebir en me-
dio de la deshecha tempestad una bien fundada esperanza de salvamento; no
podía reinar mucho tiempo la iniquidad sobre la tierra, fijar raíces, ni quedar
sustancia del impío.
Las expediciones que se formaron en pocos días, después del arribo
del Visitador Don José Antonio de Areche, a esfuerzo de su infatigable celo,
por la causa de Dios que es una misma con la de Vuestra Majestad, fueron tan
bien meditadas, que han demostrado en los bellos efectos que produjeron los
singulares talentos que las dirigían, y el deseo con que abraza cuanto condu-
ce a satisfacer las rectas intenciones de Vuestra Majestad; divididas en varias
columnas, tomaron unas por la provincia de Paucartambo, invadidas por los
rebeldes, otras por Cotabambas y Chumbivilcas, a reconquistar los pueblos de
la última, enteramente subvertida, y las principales por la quebrada de Oro-
pesa y altos de Yanacocha, cuyo cuerpo de reserva ocupaba el Inspector Don
José del Valle, que iban a atacar al Rebelde en su fuerte de Tinta.
Con este orden y método se procedió, porque era instantánea la ne-
cesidad de cortar los pasos a los enemigos, que se encaminaban con marchas
ligeras por todas partes, continuando sus excesos. La utilidad de estos pro-
yectos mejor descubrieron los sucesos. Los que tomaron el rumbo por Cota-
bambas y Chumbivilcas, en tres combates que tuvieron sobre las escarpadas
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