Page 370 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Volumen 2
Documentos varios
Por ultimo diré solamente, que todo ese cumulo de delitos que Usted
me imputa, estan reducidos simplemente á uno, y es que como investido con
el empleo de General obedecí las ordenes del Presidente del Consejo encarga-
do del Poder ejecutivo segun la Constitucion que en aquella epoca gobernaba.
Si este es un crimen por el que se me proscriva, este mismo delito es extensivo
á la mayor parte de los Xefes de los ejercitos y de los habitantes de la repu-
blica, que cada uno á su vez han obedecido á la autoridad constitucional. Yo
no he obtenido mando alguno durante la seraparacion de Lima del gobierno
del Señor Salazar, y he permanecido lejos de ese gobierno y en circunstancias
de hallarme bastante falto de salud. Si obedeci al gobierno como los demas
Señores Generales fue tambien porque ademas del deber me obligaba á ha-
cerlo mi delicadeza, pues habia opinado en la Junta de guerra que el Señor
Salazar deberia comicionar al Señor General Aparicio para que pasase á la
Plaza del Callao el 24 de Febrero, y se arreglasen allí las cosas politicas á fin de
evitar cabalmente lo que ha sucedido por no haberse adoptado mi propuesta.
Si despues de haber emitido de este modo mi opinion hubiese desobedecido
al Señor Salazar, habrian sido interpretados siniestramente los conceptos que
acababa de expresar en la Junta de Guerra.
Concluiré repitiendo aqui, que tan luego que me sean satisfechos mis
ajustes, me separare del Perú, deseandole siempre la mayor tranquilidad y que
prospere rapidamente.
Dios guarde á Usted.
(sin firma)
Casa del Gobierno en Lima á 21 de Abril de 1835
Seccion de Gobierno
Señor don José Riva Agüero
Cuando el Jeneral Salaverri dirigió á Ustedes la carta de que hace men-
cion en su nota de antes de ayer; todabia aparecia Usted á sus ojos como un
simple emigrado veo á lo sumo de diversa opinión política, y si bien se tenian
noticias de que Usted habia tocado á los caudillos montoneros, á un no habia
ostilizado este Departamento con la barbarie que desplegó posteriormente;
sin que las garantias amplias de que usted se encarga, como concedidas por
varios oficiales del Ejercito, pueden servirte de efujio, respecto á que áunque
se invocase el nombre de Su Excelencia encerraban la consideracion tacita que
envuelve toda promesa hecha sin autorizacion, ni conocimiento del lejitimo
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