Page 432 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Volumen 1
Documentos varios
Municipalidad del Pueblo de la Asuncion
Septiembre 1° 823
Excelentisimo Señor
Apenas respirabamos de la conmosion que sufrimos en el tiempo que
el Enemigo ocupó la Capital de Lima, cuando á venido á nuestra noticia que
en aquella Ciudad há empezado á existir un Enemigo mucho mas tremendo y
que esta es obra de algunos Diputados, del justamente extinguido Congreso.
Ellos han formado un Presidente de la Republica contra todos los principios
de Derecho y han prosedido a dictar Decretos soveranos. Este es un delito
el mas arrojado, y que de no ser castigado con una energia exemplar, dejaria
modelos por otros de su misma expesie. Vuestra Excelencia deve considerar
que si el Territorio del Perú há padesido tantos males para adquirir su Inde-
pendensia, seria peor que la muerte, el entrar en los desordenes de la Anar-
quia. Bayan muy lejos de nosotros los pensamientos de tan crueles males que
pueden remediarse con movimientos energicos que dé Vuestra Excelencia a la
fuerza Protectoral del Perú. Borre Vuestra Excelencia hasta los mas impercep-
tibles bestixios, del modo de perpetrar tan grandes delitos, y que entienda el
Perú que solo tiene accion para ser feliz, y que será castigado de muerte todo
aquel que atente a su seguridad.
Dios guarde á Vuestra Excelencia muchos años.
Excelentisimo Señor
Cypriano Casanova
Siguen seis firmas.
Excelentisimo Señor don José de la Riva Aguero
Presidente de la Republica del Peru
Excelentísimo Señor
Cerciorado el Vecindario de este Pueblo que unos pocos exdiputados
del legitimamente extinguido Congreso que escandalosamente se quedaron
en Lima, y despues han tenido el arrojo de usurparse el nombre de Soverania
Nacional exigiendose un Congreso restablesido á nombrar un Gefe Supremo
declarando por reos de alta traicion por el hecho de la extincion de aquel cuer-
po continuando hasta el dia bajo el nombre de representacion Nacional.
Asombrarian al orbe entero estos hechos execrables si á primera vista
no se conosiesen que proseden no por otro efecto que el del vergonzoso te-
mor de esa chusma desvergonzada para encubrir de algun modo la conducta
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