Page 390 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Volumen 1
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            tiempo mas desastroso, y que por mas emanaciones de arbitrios ruborosos de
            decirse iba a sucumbir la Republica aparecio al frente de ella como un Genio
            tutelar que repartiendo providamente sus singulares atenciones a todos los
            Ramos que debian sobstener el mismo edificio de la Nacion ha sabido recoger
            los escombros á que la havia reducido la fatalidad, y organizar Exercito y ento-
            nar el Ramo de Haciendas, elegir Gefes, y para decirlo de una vez, animar un
            cuerpo espirante haciendolo el objeto del terror enemigo.
                    Despues de la lamentable derrota de Tarata, preciso efecto del sistema
            apatico que a proporcion que insumia los inmensos e inauditos sacrificios de
            los Peruanos en un cahos insondable, casi no restaba otra desgracia que la de
            ser depredados estos pueblos por el orgulloso Canterac. A su astucia [roto]
            actividad, y fuerza militar rigorizada con el epiteto de triunfante, no oponia el
            desgraciado Perú otros diques que la Junta de unos individuos congregados
            por la mas criminal violencia y coaccion de los Pueblos que embolbiendose
            en el pendantismo é insignificantes teorias de Govierno, parece que se convi-
            daban ellos mismos arrastrando aquellos á ser presa del vitando enemigo.
                    ¡Que poca distancia podia medir qualquiera juiciosa meditacion entre
            el regreso del Govierno español, y la Independencia del Perú! Pero la Provi-
            dencia habia destinado en medio de estos tiempos calamitosos á Vuestra Ex-
            celencia para Libertador de su Pueblo, asi como el Hebreo tuvo á su Sanson,
            un Jepte, un Olheniel, y unos Macabeos, sin referir otros celebres y memo-
            rables caudillos para la redempcion de su Pueblo. Era necesario que Vuestra
            Excelencia no huviese dado á conocer sus brillantes y extraordinarias apti-
            tudes para que la Nacion, el Exercito, la Corporaciones, y aun el mas infimo
            individuo no inclinase la vista para proclamarlo su digno Gefe, y aunque sus
            mas intimos sentimientos no pudiesen manifestarse sino por conducto, y el
            organo de ese grupo de advenedizos que se habian abrrogado las atribuciones
            de la Soberania por medio de la mas escandalosa y descarada intriga fue lo de
            menos valerse de este resorte para que Vuestra Excelencia tomase las riendas
            del Govierno y fuese el arbitro de la suerte del Perú, pues por tal via, conseguir
            el fin, eran indiferentes los medios.
                    He aqui, pues, constituido Vuestra Excelencia Presidente de la Repu-
            blica, se vé un Gobierno sin trabas, sin miras personales de engrandecimiento,
            y en el un verdadero patriota sacrificando su propia existencia en beneficio de
            su Patria en la amarga situacion de propulsar a un enemigo impetuoso que ya
            concideraba su botin la independencia del Perú, y para sobstenerla, el Exercito



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