Page 320 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Volumen 1
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            repúblicas en el goce de sus libertades e independencia. Para todo esto tengo
            a Usted bien instruido de los hechos por mis comunicaciones anteriores y
            nuevamente lo sera Usted ahora por el portador Coronel Don Juan Manuel
            Iturregui. Este jóven está penetrado de todos los sucesos ocurridos hasta el
            día, y los detallará a Usted con toda la estención necesaria. Lleva para ello el
            carácter de Encargado de Negocios para ese Estado y el de Buenos Aires por
            ser indispensable esa investidura para que se dé alli crédito, e igualmente en
            Buenos Aires; y por cuanto dudo si se há separado Usted de ese Estado en ra-
            zón de la anarquía de Lima. Lo recomiendo a Usted muy particularmente por
            sus prendas y porque es un verdadero peruano.
                    Todo lo que pueda Usted conseguir en razón de empréstito, bien en
            dinero, ó letras endosadas á mi favor, armamentos que también necesito, y
            demás auxilios que puedan proporcionarse, disponga Usted que vengan en
            derechura a este puerto de Santa, sin que por ningún motivo toquen en el Ca-
            llao porque sería entonces auxiliar a los verdaderos enemigos del Perú. Ellos
            quieren sostenerse contra el torrente de los pueblos y la justicia que desde
            Reyes hasta Tumbes me aclaman, me reconocen y obedecen; y tengo además
            un ejército numeroso bien disciplinado y decidido á sostener la libertad y le-
            gítimos derechos del país. Usted conoce lo que vale Lima sin los recursos de
            estas provincias, y que no es posible subsistir sin ellas mucho tiempo.
                    Aún en la misma Capital son pocos los facciosos; y por esto decretan
            destierros, persecuciones á los patriotas más distinguidos y oprimen á la ciu-
            dad para conservarse en ella por la violencia.
                    Yo hubiera dejado un gobierno que solo puede proporcionarme dis-
            gustos y tareas, si los que lo ambicionan propendieran á la felicidad del Perú y
            su conservación. Confieso a Usted habría sido para mí el día de mayor placer.
            Pero descubiertas las intrigas más infames para destruirlo y perder en un día
            los sacrificios, de tantos años, me han hecho sostenerme contra mi voluntad
            y complacer en esto de nuevo al ejército del norte, al del sur y á todos estos
            pueblos.
                    En fin mi amigo, me refiero en todo, á lo que diga a Usted el Coronel
            Iturregui y á las instrucciones que lleva. Trabajemos un poco más, y tendre-
            mos la gloria de salvar nuestra patria de las azechanzas más injustas y terri-
            bles. Esto es una obligación sagrada que no podemos desatender. Así espero
            de su actividad los últimos esfuerzos para conservarnos libres.





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