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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José de la Riva Agüero
la guerra es imperturbable, y á mi ver la felicidad del Perú consolidada para
siempre. Emprendo mi marcha á la capital con el ejército de reserva que he
formado aquí para estrechar al enemigo en su retirada; y los resultados de la
campaña, deben corresponder a nuestros deseos.
Conserve Usted relaciones de estrecha amistad entre ése Estado y el
nuestro; y que la actividad y previsión de Usted en esa parte asegure los desti-
nos de la República. Debo aprovechar los momentos para acelerar mi partida,
y las tareas que me ocupan no me permiten detenerme. Hablaré á Usted en
otra ocasión detalladamente asegurándole entre tanto que con el mayor apre-
cio le soy un buen amigo y obsecuente servidor
José de la Riva Agüero
Señor Don José Larrea y Loredo.
Trujillo Agosto 23 de 1823
Mi distinguido Amigo:
No es fácil que los perversos encubran por mucho tiempo sus detesta-
bles intenciones. Y nada más cierto que ellos sacrificando la existencia política
de los pueblos por satisfacer su ambición, lo intentan con nuestro país; pero
se engañan mientras exista el ejército del Sur, el del Norte y los verdaderos
peruanos me ayuden como hasta aquí, desprecio sus maquinaciones, y sus
planes opresivos serán transtornados.
Después que Tagle en 2 del presente, a virtud de la disolución del Con-
greso, me reconoce por Presidente de la República, y ofrece entregarme el
mando luego que llegue á la capital; el mismo forma un nuevo Congreso con
trece diputados, que los más esperaron tranquilamente á los españoles y to-
maron partido con ellos. La hermosa Inés de secuestros de los godos para per-
seguir á los patriotas y sus bienes, es por disposición de Tagle, Vice Presidente
de ese Congreso. Esos diputados se han quedado seguramente para trabajar
de acuerdo y en favor de los españoles, y se aprovechan de la ambición de los
hombres para lograrlo. Así es que los patriotas que emigraron y se han resti-
tuido á la capital han sido todos presos por Tagle y destinados a Casas matas.
Al fin mi amigo no puede sufrirse tantos crímenes por los que desean la inde-
pendencia y la felicidad de su país.
Ya estuviera con mi ejército á las inmediaciones de Lima para estin-
guir tanta anarquía si no hubiese recibido un oficio de Guayaquil dirigido al
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