Page 325 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José de la Riva Agüero
para mandar, se hiciese cargo de las riendas del Govierno, para escaparla del
peligro en que se halla colocada, por las facciones, por la cabala, y de las intri-
gas de los malos. Ella se promete encontrar en Vuestra Excelencia, un firme
apoyo, y no dudo que sus juicios saldrán rectos, porque son inseparables para
mi las ideas de grandeza de alma, superioridad de talentos y de luces, y sobre
todo las de integridad y buena fé, del concepto que formé de Vuestra Excelen-
cia quando le conoci y del que he concervado por lo que posteriormente ha
promulgado la fama del buen nombre de Vuestra Excelencia.
Dios guarde á Vuestra Excelencia muchos años. Trujillo Marzo 28 de 1823.
Excelentisimo Señor
Juan Antonio Távara
Excelentisimo Señor Precidente
de la Republica Peruana.
Excelentisimo Señor Presidente de la Republica
Llamellni Marzo 20 de 1823
Señor: ¿Que ideas tan terribles y melancolicas en tropel han agotado
el suelo de los Incas viendo que una horrible tempestad impedia largar sus
anclas al vagel suspirado! Al tomar Vuestra Excelencia su timonel el fuego
sagrado de la Patria que ya daba solamente unas pequeñas oladas abraza de
nuevo los corazones y han desaparecido todos los temores. Llenos de confian-
za esperando todos que Vuestra Excelencia qual diestro piloto por en medio
de tempestades y densas nubes lo conducirá al puerto deceado. Yo obligado
como ciudadano mas que por nuestra amistad y reconocimiento he elevado
mis votos al Supremo Arbitro de los Imperios para que conceda á Vuestra Ex-
celencia en tan criticas circunstancias el tino necesario y veamos satisfechos
con usura nuestras esperanzas: entonses, anegado en placer tendrá la dulce
satisfacción de concurrir con una pequeña piedra a levantar la Pirámide don-
de con letras de oro deba escribir el nombre de Vuestra Excelencia su mínimo
capitan y amigo que su mano besa
Pedro de la Puerta
Excelentísimo Señor
Sofocaria los sentimientos de mi corazon, y faltaria al deber de la jus-
ticia si no manifestase á Vuestra Excelencia el juvilo de que me ha enajenado
la alta dignidad á que lo ha elevado la aclamacion general. La virtud y la cons-
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