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gobiernos regionales, hay una recuperación importante de la inversión pública, y, tal
como vemos en el gráfico de la derecha, más importante todavía con espacio fiscal para
acelerar su ritmo de expansión en los últimos meses del año. El déficit aprobado por este
Congreso llega a niveles de -3% y actualmente estamos en niveles de -2,7%. (Ver cuadro
1, “Impulso fiscal: recuperación de la inversión pública y con espacio fiscal para acelerar
su ritmo de expansión en los próximos meses”).
Pero no solo es la inversión pública la que está creciendo, vemos también signos
importantes de recuperación en algunos indicadores relacionados con la inversión
privada. En el gráfico de la izquierda, vemos cómo el consumo interno del cemento y las
importaciones de bienes de capital vienen creciendo en los últimos meses. También
reflejo de esta mayor aceleración es la inversión en exploración minera y total, en el
gráfico de la derecha, que ha pasado de niveles negativos en los últimos trimestres a
signos positivos, y en algunos casos de doble dígito en los últimos meses. (Ver cuadro 2,
“Señales de recuperación en la inversión privada”).
Podemos pensar que se inicia nuevamente el círculo virtuoso que tiene una primera fase
que se caracteriza por la recuperación de la inversión privada, es decir en minería, en
infraestructura y en otros sectores transables. Eso se ve también, como lo he mencionado,
en la aceleración de la demanda de cemento, impulso en la importación y compra de
maquinaria y equipos pesados y mayor demanda por materiales de construcción y acero.
Una segunda fase que vamos a comenzar a ver es la reactivación del empleo formal en
este segundo semestre del año, especialmente en sectores como construcción,
manufactura, comercio y servicios. También mayor dinamismo en las regiones, zonas
vinculadas a los proyectos de inversión. En esta segunda fase se suma una mayor oferta
de crédito: el sistema financiero ha dispuesto tomar más riesgos en segmentos como
pequeñas y medianas empresas y en familias de los diferentes niveles socioeconómicos.
Finalmente, veremos en el 2018 mejora en las condiciones de consumo que se traduce
en la economía familiar. (Ver cuadro 3, “Inversión privada: Se inicia el círculo virtuoso”).
Este proceso de inversión privada tiene un despliegue significativo basado en el desarrollo
de infraestructura. Las adjudicaciones en el 2015 y 2016 no llegaron a cifras importantes,
solo entre 400 y 500 millones de dólares. Sin embargo, esperamos cerrar este año con
adjudicaciones por encima de los tres mil millones de dólares y también esperamos, con
la generación de nuevos proyectos que ya están en cartera, que esto pueda traducirse en
adjudicaciones por encima de los cuatro mil millones de dólares el 2018 y por encima de
los seis mil millones de dólares a partir del 2019. Todo esto a través de los proyectos que
se ejecutan por asociaciones público privado y por obras por impuesto. (Ver cuadro 4,
“Además, se viene un despliegue significativo de infraestructura”).
En el siguiente gráfico, que es importante, vemos en la línea azul la demanda interna y
también la recuperación que está en forma de V. Para los economistas esto nos lleva a
pensar que es una recuperación acelerada en términos de la demanda interna y eso
también tiene su correlato en el gasto privado. (Ver cuadro 5, “Así, se espera un mayor
dinamismo en los próximos meses, principalmente del sector público”).
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