Page 179 - La Rebelión de Huánuco. Vol 2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La Rebelión de Huánuco de 1812
catastrofe acaecida por los insurgentes en esta ciudad me presenté como tal
procurador personero de la Republica al señor subdelegado sobre que habia
llegado a mi noticia que el Juez habia tenido nose que denuncias alomenos re-
latibas a los pasquines ó por mejor decir de lo que sigilosamente maquinaban
los malebolos; el exsito que tomo mi expediente fue dar al silencio siendo de
primera deducion se llebase á efecto en libras las probidencias correspondien-
tes, y para prueba de ello por barias veses me queje a los sugetos condecorados
de esta ciudad, lo que en caso necesario protexto justificar por medio de una
plena informacion.
Lexos de acceder algunos indibiduos al buen fin que yo reclamaba se-
garla oy de que yo me opuse a las patrullas que en ese entonses custodiaba
la ciudad de qualquier asalto ¿ha Señor Gobernador Intendente? si Vuestra
Señoria con su sabia penetracion se encargase del gran descuido morocidad,
o desprecio que se hiso a mi solicitud creo que bera al primer golpe de vista
el desgreño con que se ha mirado unos asuntos de tanto peso y quisa en el
solo haya estribado esta lamentable tragedia que ha experimentado esta po-
bre ciudad. Pues aun quando no se hubiese dado curso a mi pedimento tubo
sobrado tiempo el Señor Subdelegado para habernos precaucionado con los
peltrechos nesesarios reclutando las tropas Milicianas de esta ciudad, pues los
datos duplicados que tubo de las denuncias que Don José Soria, y Don José
Espinosa les hizo, fueron documentos mas que sufisientes para que hubiese
calculado y exsaminado con la mayor seguridad. Quien lejos de esto me nego
rotundamente no tener la menor denuncia y quando lo fuere debia hacer por
escrito.
Esto no son asuntos de escritos sino que una mera sospecha es sufi-
ciente instrumento para cortar el canser de qualquier atentado. De esta suerte
hemos experimentado todo lo que Vuestra Señoría ha palpado. En esta virtud
los patriotas ni la Republica no la ha consentido maliciosamente para que hoy
sufra el desonor calumnias y dos mil dicterios que los hombres mas inosentes
lloran y suspiran su situacion pero al mismo paso tienen la gloria de que a la
rectitud de Vuestra Merced no se le esconde lo más minimo de las operaciones
de unos y otros; haci es visto que mi intención fue precisamente á que decla-
rado por los denunciantes la trama de los cabilosos motines se castigasen, ó
alomenos se precaucionase la Republica con la mejor muralla pocible. Aqui
tiene Vuestra Merced descubierta mis sanas intenciones y para todo.
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