Page 67 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José Baquíjano y Carrillo
por el poco afecto con que me mira la conservo, el origen de éste y la común
causa de todos los disgustos y de que no se sirva al rey con todo aquel amor y
exactitud que sus piadosas intenciones exigen, y desea este sabio ministerio.
No se cómo tomará la ingenuidad con que le hablo: le confieso la bon-
dad del virrey y su sana intención; pero al mismo tiempo le hago entender su
fácil condescendencia a los consejos, émulos y torcidas ideas de los hijos del
país que le rodean, y engañan por sus fines particulares, haciéndole un breve
análisis del pernicioso carácter de estas gentes y deplorable estado, en que con
sus falicias y cavilosidades tienen al gobierno.
Quiero recordar a vuestra excelencia por lo que pueda convenir, cómo
en esta Audiencia tengo cuatro ministros impedidos por los enlaces, e inme-
diatos parentescos de ser primos hermanos don Gaspar de Urquizu Ibáñez y
marqués de Corpa; cuñados don Melchor Santiago de la Concha y don Anto-
nio Hermenegildo Querejazu; un hijo de éste casado con hermana de la mujer
del mismo marqués de Corpa, que es un grande comerciante y el provisor
hermano del enunciado Concha, cuyas relaciones no puede menos que traer
muchas contemplaciones y disimulos en las materias de justicia.
He tenido la desgracia de que cuanto había ahorrado de mi sueldo
y adquirido por mis derechos en la residencia del virrey Amat, lo mandé a
España justamente en los dos navíos Buen Consejo y Perla, que apresaron los
ingleses. Con que considere vuestra excelencia comó habré quedado, sobre
mis estrecheces con esta pérdida. Puedo asegurar, que con el motivo de serme
preciso mantener dos casas, la de mi mujer en España y la mía aquí, no me
alcanza el salario para vivir; aún con aquella regular decencia, que requiere mi
empleo, e impide lo sumamente caro del país. De él, se me desfalcan dos mil y
setecientos pesos, y un mil que pago de alquiler por la casa en que habito, son
tres mil y setecientos, que deducidos de los diez mil anuales que tengo sólo
me restan seis mil y trescientos, que aún respecto a un particular cualquiera,
sin otra negociación, no le puede bastar en esta ciudad para pagarlo ni aún
con mediana comodidad. En este supuesto celebraría merecer de la grandeza
de ánimo de vuestra excelencia se me confiriese la comisión de composición
de tierras de este reino, o la visita del ramo de temporalidades, que tanto tiene
que residenciar, como le tengo comunicado al amigo Acedo Rico más difusa-
mente, asignándoseme algún sueldo, o ayuda de costa con que pudiese resar-
cir en parte los muchos empeños que tengo contraídos y a la verdad tanto me
afligen.
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