Page 14 - Vida y Obra de José Baquijano y Carrillo - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la primera edición
conclusión general. Hay que advertir las muy especiales circunstancias en que
se escribieron o sucedieron. Por ejemplo, en el epistolario hispalense, pese a
alguna declaración en contrario, puede decirse existe una autocensura. Las
afirmaciones y silencios se corresponden a las circunstancias de la reacción
absolutista antiliberal. Y ello era más sensible para el Baquíjano desterrado en
Sevilla en 1816-17. Aún con sus limitaciones, más espontaneidad cabe atribuir
al Informe de 1814. Sin aislarle del conjunto, hay que concederle el máximo
valor testimonial. Opina sobre las causas de los movimientos insurgentes de
Hispanoamérica. Se sitúa en la órbita del fidelismo y sin embargo no hay en-
cono antiseparatista. Se nota un esfuerzo por justificar las causas de la rebelión
ante los gobiernos provisionales de la Junta Central, la Regencia y las Cortes
de Cádiz. Allí considera casi increíble cómo las Cortes rechazaran «el sistema
de juntas provinciales y se declarase la independencia eventual de las Améri-
cas en caso de ser enteramente subyugada la España» por los franceses. Esta
solidaridad con el proyecto mexicano, creemos, tiene un valor decisivo para
comprender la posición política de Baquíjano. Una entre varias reflexiones: a
nadie se le ocultaría que esa «independencia eventual de las Américas» evo-
lucionaría por etapas hacia el separatismo. La resistencia que provocaría, caso
de suspenderse, o su continuidad, ambas vías conducían a la separación. Esta
opción era situar la crisis colonial en la vía de una ruptura demorada.
Entre los hechos reveladores hay uno que impregna los años finales
de Baquíjano. Es su confinamiento en Sevilla entre Octubre de 1815 y el 24 de
Enero de 1817, fecha de su muerte. Influyó en el destierro una intriga derivada
del pleito que seguía por la herencia de su hermano. La maquinación se fraguó
en la «Camarilla» palaciega y tuvo el apoyo del Ministro Moyano. Sin embar-
go, predominó allí una motivación política y así fue interpretado su destierro.
En cualquier caso, ese destierro provocaría un estado de desafecto íntimo. Por
la llamada autocensura, lógicamente, no queda constancia en el epistolario his-
palense o sevillano. Por ello mismo, mas bien aparecen declaraciones filofer-
nandinas y censuras a los cortesanos. Razonable es, de otro lado, la hipótesis
de un acercamiento a una posición no lejana al filoseparatismo. Encajaría ésto
con lo que ya advirtió Riva Agüero: el triunfo de los independientes le hubiera
disgustado menos que el del absolutismo en América. Aquella idea de la «in-
dependencia eventual», este desencanto político final, entre otros ingredientes,
condicionarían una actitud de cambio en su pensamiento. Y si no evolucionó
fue porque las estrechas circunstancias del final de su vida impidieron una es-
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