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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            ofreció decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado, y siéndolo cómo se
            llama, de dónde es natural, su edad, estado, calidad y si sabe la causa de su pri-
            sión, dijo llamarse José Unda, natural del Cuzco, de treinta y dos años de edad,
            casado con Mariana Cardeña, vecina de San Pedro de Caccha, que es español
            y no sabe porque está preso, pues no ha hecho delitos y sólo lo atribuye a que
            será por este indio rebelde Tupa Amaro, a quien nunca ha seguido y responde.
                    Repreguntósele, cómo dice no ha seguido el partido del rebelde, que
            consta le tenía puesto en la hacienda de Tiquiña para que moliese maíz, le en-
            viasen harina y otros efectos, dice que nunca le ha despachado maíz, harina,
            ni efecto alguno, que en esta hacienda primero estuvo unos días con el confe-
            sante Rafael Rado, registrando en el camino a cuantos pasaban y luego Pedro
            Mendigure quedó allí con el mismo cuidado y enviaba de la hacienda verduras
            al rebelde y algún poco de mote y responde.
                    Preguntósele, cómo si no ha sido del partido del rebelde no se ha huí-
            do de su gente en tanto tiempo y ha esperado hasta que habiéndose cogido
            al rebelde lo han enviado preso, dice que al principio quiso venirse con toda
            su familia, pero sabiéndolo el rebelde envió indios a su hacienda para que lo
            guardasen, por cuya causa no pudo escaparse; que en la primera ocasión que
            se ofreció se vino a Checacupi a abrigarse a casa del Cura Don José Villavi-
            cencio, para venirse al Cuzco en compañía de un mulato llamado Francisco,
            criado del Doctor Don Francisco Pérez Oblitas y que a este Francisco lo mata-
            ron los indios y entonces en el camino junto a Quiquijana lo prehendieron los
            centinelas y llevaron a Cusipata, donde durmió y al día siguiente quitándole
            las armas lo soltaron y caminando hacia Checacupi con un Ochoa, del pueblo
            de Checacupi, lo volvieron a prehender en la quebrada de Llocllora y lo lle-
            varon a Tinta, donde estuvo preso algunos días con grillos, y luego que se las
            quitaron lo tuvieron aún allí más de un mes, entonces le dijo al rebelde, que
            iría a Tinta a servirle y el confesante se volvió a escapar a Checacupi, donde
            se mantuvo algunos días y luego vino orden del rebelde a Rafael Rado, para
            que lo prehendiese y éste lo volvió a enviar a Tinta, donde le mandó poner en
            el cepo; y habiéndosele hecho presente el confesante padecía de almorranas
            y que no tenía valor para pelear con el prójimo, llenándole de improperios le
            mandó se fuese y se volvió el confesante a Checacupi, donde estuvo algunos
            días y supo venía orden para que lo matasen, con cuyo motivo se quiso acoger
            a la iglesia y el Cura le dijo, que exponía la iglesia y a él, que mejor sería se
            fuese a lo del rebelde; con este consejo se volvió a Tinta, donde estaba sólo su



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