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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II


                                                        Manuel Espinavete López
                                                               (firmado)


            [Confesión que presta el encausado Melchor Arteaga. Junio 10, 1781].


                    En la ciudad del Cuzco, en diez días del mes de Junio de mil setecien-
            tos ochenta y uno, ante el señor don Benito de la Mata Linares, compareció
            un hombre que se halla preso en este cuartel, de quien se recibió juramento
            que hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz, so cargo del cual ofreció
            decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado, y siendolo cómo se llama,
            de donde es natural, su edad, estado, calidad, oficio, y si sabe la causa de su
            prisión, dijo llamarse Melchor Arteaga, de la doctrina de Layo Langui, provin-
            cia de Tinta; de edad de cincuenta y seis años; casado con Melchora Gómez;
            mestizo; de oficio minero, y sabe que está preso porque lo cogieron entre to-
            dos los que estaban en Tinta con el rebelde, y responde.
                    Preguntósele con que motivo estaba con el rebelde y desde cuando
            vino a su compañía. Dice que estando en esta ciudad, después de la noticia de
            la muerte del corregidor Arriaga, se compuso con un don José Caracioli para
            ir de mayordomo a la hacienda de Casillo que está en la doctrina de Layo, y
            habiendo ido allá y estando recogiendo los ganados, recibió una esquela del
            ayudante de Layo, llamado don Justo Gallegos, en que le decía había venido
            orden de Tupamaro llamándolo, con lo que se fue a Layo, y el ayudante le dijo
            fuese a ver al coronel Clemente Pozo, quien le notificó fuese inmediatamente
            a Tungasuca, y el confesante se fue allá. No se hallaba allí el rebelde, y la mujer
            lo puso preso, pero llegando el mismo día Tupamaro, lo libertó y llevó a Livi-
            taca hasta Checa, desde donde lo envió a la hacienda llamada Mayani grande
            con orden de que embargase todo lo que hallase y prendiese a su dueño don
            Julián Flores. Efectivamente fue, embargó los bienes y ganados, pues el rebel-
            de dijo era orden del rey, y todo lo embargado entregó a Tupamaro, y después
            lo tuvo en Tungasuca de mayordomo hasta que vino a Piccho conduciendo el
            ganado, donde se volvió a Tungasuca, en donde se ha mantenido hasta ahora
            que lo prendieron, y responde.
                    Preguntósele si no ha estado con otro destino con el rebelde. Dice no
            ha tenido otro destino y responde.
                    Repreguntósele por qué cuando el ayudante le escribió la esquela para



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