Page 613 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            corregidor todos los bienes y armas, y concluyó acompañando a su patrón a
            Pacacasa y Combapata con título de comandante.
                    Es constante que los coactos a estas facciones son indignos de pena
            letal. Las demostraciones del reo se consideran inculpables porque fueron hi-
            jas del temor a que concurre que quedaba presa su mujer, madre y restante
            familia.
                    En todo el reino es notorio lo que perpetraba con los renuentes a sus
            órdenes, con los ejemplares atrajo gentes que no se esperaban.
                    Por otra parte, la deserción la castigaba de pronto, y aunque su intento
            aguardaba mejor ocasión, no le fue posible y lo hizo cuando el señor inspector
            hizo mansión en Tinta.
                    Esta sincera demostración patentiza su sano pensamiento, porque al
            concebirse reo, se ausentaba, y no que caminando algunas leguas, se patrocinó
            del auxilio del rey.
                    La fuga que emprendieron los que tuvieron ocasión, constituyó al in-
            dio en grado suspicaz, que ministró orden que al movimiento menos sano
            se privase de la vida a su autor, y por esto también se mostraba este reo con
            adhesión hacia él.
                    Confírmase de que Verdejo se hallaba coacto no sólo por la venida al
            ejército español si por haberle escrito al corregidor de Chuquibamba la me-
            ditación. Su respuesta la custodió en un sacerdote dominico, en cuyo poder
            la aseguró, y como éste se escapó a las regiones de Arequipa, la llevó consigo,
            todo lo que probará el reo si se le diese término con arreglo a la distancia.
                    En conclusión, infinitos bandos se han publicado para el perdón ge-
            neral. La promesa ha sido con respecto al que se viniese sin ser recogido en
            batalla o haciendo resistencia. Uno y otro podrá probar con el señor inspector
            no haberse encontrado en su persona, luego parécele al reo que la concordia
            pública lo salva aún en la hipótesis de que los testigos acriminasen más sus de-
            mostraciones y estuviesen vestidos de espíritus proféticos para inculcar en lo
            anterior la realidad, y en conclusión, la muerte que se solicita no tiene cotejo
            con la pena a que aspira Verdejo se le imponga, porque ésta es fin de la natu-
            raleza, y aquella es diaria y continuada por momentos, en atención a lo que
            reproduciendo el abogado defensor a nombre de Verdejo lo que más convenga
            a su favor del reo.
                    A vuestra señoría pide y suplica se sirva haber por contradicha la acu-
            sación y mandar lo que aquí se solicita, que es justicia, etc.



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