Page 234 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            cribieron, una don Fulgencio Centeno, otra don Julián Capetillo y la otra el
            escribano José Palacios, como consta de estos autos a fojas 180 de la carta que
            su señoría mandó le leyese yo el escribano; dijo es incierto su contenido, que
            no ha recibido semejantes cartas. Con lo cual mandó su señoría sobreseer en
            este careo, el cual firmó dicho Landaeta y no el enunciado Tupa Amaro por
            hallarse con una mano desconcertada, doy fe.

                                                  (rúbrica de Benito de la Mata Linares)
                                                              Manuel Espinavete López
                                                                             (firmado)
                                                               Buenaventura Landaeta
                                                                             (firmado)


            (Al margen: Careo del rebelde con Escárcena).


                    Con el mismo fin de la diligencia precedente, hizo su señoría compa-
            recer ante sí a José Esteban Escárcena y José Gabriel Tupa Amaro, de quien
            por ante mí el escribano tomó juramento por Dios Nuestro Señor y una señal
            de cruz, en forma de derecho, y habiéndole hecho como se requiere y prome-
            tido decir verdad, preguntó al segundo si es cierto predicaba a los indios que
            en adelante no había de haber repartos, alcabalas, mitas de Potosí, obvencio-
            nes ni aduanas, que habían de vivir libres, y solo a él le habían de pagar los
            tributos, los que cobraba escribiendo a este fin a los caciques de las provincias
            de Lampa y Azángaro. Si pasando por el pueblo de Huaro mandó a uno de
            los sacerdotes, que lo acompañaban, se vistiese capa de coro y le sacase agua
            bendita, para entrar en la iglesia. Y si dijo a dicho Escárcena que en entrando
            a esta ciudad del Cuzco había de ir de monasterio en .monasterio, sacando
            toda la plata, así de ellos como de los particulares, que allí la hubiesen dado a
            guardar, que si buenamente se lo permitiesen mantendría por su mano a los
            religiosos, pero que si se resistían asolaría dichos monasterios, aprovechán-
            dose de cuanto en ellos hubiese, expresando lo mismo por los conventos de
            religiosos de cuyas haciendas se había de aprovechar corriendo de su cuenta.
            Que a los sacerdotes destinaría donde gustase, poniendo por toda su vida en
            un colegio a los que no le obedeciesen. Que a los europeos que no quisiesen
            irse a su tierra los pondría en la Compañía como religiosos dándoles algún
            trabajo, y recogiéndoles todo el caudal, los mantendría por su mano, pero



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