Page 430 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 12º
            referido a muchos el pasaje en la misma conformidad en que lo apunta Vue-
            sa Señoria Ylustrisima en su antecedente de veinte y ocho del pasado mayo,
            tengo muy presente que el sabado onze de noviembre del año de mil sete-
            cientos ochenta entre nueve y diez de la mañana honrrando Vuesa Señoria
            Ylustrisima mi casa con su persona, y tomada la combersacion sobre asuntos
            indiferentes, entró en la pieza donde estabamos aseleradamente, y como so-
            bresaltado y comfuso el Doctor Don Bernardo Jayo, asegurando que acababa
            de oir en la tienda del reloxero Gregorio Ruvi, que el casique de Tungasuca
            Tupa Amaro havia mandado ahorcar el dia anterior a su corregidor Arriaga,
            y que la noticia la comunicó Don Antonio Escajadillo. Lo irregular y estraño
            de ella, hizo que ni Vuesa Señoria Ylustrisima, ni yo le prestasemos asenso, y
            expresó Vuesa Señoría Ylustrisima que la misma le acavava de oir en su casa
            a Don Joaquin Valcarcel quien fue a ver a Vuesa Señoria Ylustrisima por im-
            ponerse en ella y entre ambos quedaron incredulos con la concideracion de
            que si fuese cierta una especie de tanto bulto, era natural que alguno de los
            curas de la provincia se la participase; mas al reflexionar que era vertido por
            Escajadillo Teniente coronel de dicha provincia de Tinta y corresponsal del
            corregidor, previno Vuesa Señoria Ylustrisima al referido doctor Jayo pasase
            a inbestigar la realidad del hecho y que por todas las partes que pudiese, sin
            omitir diligencia, sacase en limpio la verdad, y se la comunicase, porque se
            la hacia increíble la gravedad de lo que se decia. A la media hora o menos de
            seguida la conversacion se retiró Vuesa señoria Ylustrisima deseoso de saber
            los fundamentos con que se producia esta nueva, como que hasta entonzes
            no havia respondido el doctor Jayo que fue reencargado poderosamente de
            su aberiguacion.— Este es el hecho puntual, y su memoria la tengo tan pre-
            sente como si en el momento sucediese; sin que por ello quede Vuesa señoria
            Ylustrisima reconocido a mi relacion, que como cierta y verdadera la repetiré
            (como lo hecho) siempre que se presente ocasion aunque ignorara que el ho-
            nor de Vuesa señoria Ylustrisima se interesase en ello.— Nuestro Señor guar-
            de la apreciable vida de Vuesa señoria Ylustrisima muchos años. Taray y julio
            quince de mil setecientos ochenta y cuatro.— Besa la mano de Vuesa señoria
            Ylustrisima su mas atento servidor.— El conde de Valle hermoso.— Ylustrisi-
            mo Señor Doctor Don Juan Manuel Moscoso y Peralta.—









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