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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            empleos de mayor distincion, y mandado se hiciese á S. M. segun lo prevenido
            en la ley, el correspondiente informe, el que efectivamente hizo en el propio dia,
            incluyendo testimonio de la Sentencia, para que S. M. se digne atender á este
            interesado.
                    Hallándose aún exerciendo el referido Corregimiento, le ordenó, como
            á otros Corregidores de las Provincias inmediatas, por carta de trece de No-
            viembre de mil setecientos ochenta, la Junta de Guerra formada en la Ciudad
            del Cuzco para impedir las injustas operaciones del rebelde Joseph Tupac Ama-
            ro, pasase con la gente de armas, que pudiese juntar sin dilacion al socorro de
            aquella Capital, y dispusiese la conduccion de víveres para la manutencion de la
            Tropa; y en otra carta de diez y ocho del mismo mes dió gracias por la prontitud
            con que habia ofrecido ponerse al instante en marcha, y executar sus órdenes; y
            le previno, que en caso de parecerle precisa su permanencia en la Provincia, se
            mantuviese en ella, y enviase la gente con los respectivos Oficiales: y finalmente
            consta haber con toda prontitud remitido á la misma Junta quarenta quintales
            de cobre, que por donativo gracioso dió para las urgencias de aquella guerra.
                    El actual Virey del Perú Don Agustin de Jáuregui, en informe de veinte y
            uno de Enero de mil setecientos ochenta y dos, despues de referir el desempeño
            de dicho Don Maximino de Echalaz, como Oficial de la guardia de su antecesor,
            así en aquel Reyno, como anteriormente en el de Santa Fe; y habérsele conferi-
            do el Corregimiento de la Provincia de Cotabambas, y dice: «Que es una de las
            principales del Obispado del Cuzco, y que en este empleo manifestó su buena
            juicioso conducta; pues procediendo en su gobierno con suavidad, justificación,
            y desinteres, como lo acreditó en el juicio de su Residencia, se hizo aun mas lau-
            dable por el influxo que su templado manejo pudo tener, para que, sin embargo
            de ser dilatado territorio de su mando confinante á la Provincia de Chumbi-
            bilcas (donde han tenido mas arraigado asiento las recientes turbaciones) per-
            maneciese la de Cotabambas sin menor comoción; de forma, que con bastante
            subordinacion, y obediencia pudo juntar este Corregidor seiscientos hombres
            de armas, que mantuvo á su costa por considerable tiempo, ínterin que se tomó
            otra providencia: repartió cómodamente parte de ellos, á fin de asegurar la quie-
            tud de la Provincia; y á la frente de los restantes marchó en socorro de la Ciudad
            del Cuzco, donde subsistió ocupado en los delicados asuntos que allí excitaba
            el mejor servicio de S. M. hasta que entregó el mando á su sucesor; habiendo
            antes hecho, en beneficio de la Real Hacienda el oportuno donativo de quarenta
            quintales de cobre, que inmediatamente en emplearon en las fundiciones



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