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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            estos espero en la justificacion de V. E. me pongan sobre todas las cabilaciones y
            artificios de unos sugetos que con pocos años de colegio piensan saber mas en
            la guerra, que los Gonzalo de Cordova, y en la política mas que los Cisneros.
                    Por dichas mis cartas al Sor. Virrey de este Distrito estará tambien V.E.
            informado que desde la Villa de Oruro hasta el Cuzco en largo tiempo no ha
            havido un solo español y que quando menos se cuentan 400 mil yndios valien-
            tes robustos. No hago mension de la Paz, porque debe considerarse quasi como
            en otro Elemento. Todos estos Naturales tienen en su corazon la independen-
            cia; y quando estuve yo en el Alto de la Paz no pude saber de la Provincia de
            Omasuyos que empieza quatro leguas de allí. Quando la Villa de Oruro se vio
            cercada de 20 mil yndios fueron muchas las diligencias que hice para saber de su
            estado, y jamas pude adquirir la menor noticia. Tal era la vigilancia y concordia
            de ellos, a que ayuda mucho su prodigiosa frugalidad. En aquel tiempo mandó
            saliesen las tropas de la Provincia de Cochabamba en Socorro de dicha Villa.
            Las fuertes imbaciones que padeció esta Provincia en aquella precisa coyuntura
            y otros varios embarazos que apenas se compreenderan en España, y que des-
            pues pienso describir francamente, retardaron algo este socorro, pero al fin se
            logró. Se salvaron sus caudales, y se aquieto Oruro. Mi merito en esta parte no
            es inmediato, pues todo lo hizo Dn. Josef de Ayarza. Pero me toca una principal
            parte por haverlo nombrado de Comandante conociendo sus buenas calidades
            y defendiendome de muchos empeños y artificios para destinar a otro.
                    En fin Exmo. Sor. mi conducta hasta aqui está bien probada con los su-
            cesos. Mi amor al Rey calificado en España e Yndias; mi respeto y gratitud por
            V. E. en su mayor lozania. Todos estos motivos me hacen muy amarga una re-
            presentación, y desde luego perdonaré qualquiera aumento por no recibir otra.
                    Concluyo Exmo. Sor. con repetir a V.E. que las plumas que me han acu-
            sado de morosidad en dicha mi salida no son fidedignas. Sus Agentes rabiaban
            de la inibicion de la Real Audiencia que se expidió por el Sor. Virrey para los
            asuntos de sublevacion por motivos justisimos. Rabiaron tambien y lo que es
            peor formaron partidos al ver que se encumbraba un Americano aunque hon-
            rado y favorecido en España, y muy amante de los buenos Chapetones.
                    Contra el articulo de la morosidad podia yo alegar muchos y muy soli-
            dos fundamentos. Por poco de buena fé y principios de generosidad que huviese
            tenido el mas alto de ellos, podia a lo menos haver apuntado a V. E. mis muchos
            apuros, y las carencias propias de estas tierras semiplantadas hoy en general
            de todo este Virreynato con muchos menos recursos que el de Lima. Huviera



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