Page 426 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
                    Las Señoras de Cadiz se presentaron al Rey par contribuir y armar en
            corso a su costa buques que incomodasen en la presente guerra a los Ingleses,
            y un celoso Patronato de esta Nación exclamó en uno de los Parlamentos para
            exitar una imitación semejante, que la España su ribal havia puesto en el co-
            razon de todos sus vasallos de ambos sexos el odio a la Inglesa, abriendo a su
            Rey (esto es al nuestro) no solo los grandes tesoros de su respeto y amor, sino
            los de sus Haciendas, caudales, alhajas y adornos.
                    Los papeles publicos de nuestra epoca repiten frequentemente ideas
            de esta verdad en los ofrecimientos con que se han puesto a los pies del Rey las
            Señoras de nuestra Nación. Tambien una Americana, aun que no nuestra por
            medio de una energica y bien sentida carta en que cita por gloriosos modelo
            a las Españolas, tuvo el feliz pensamiento de inspirar a las demas sus Patriotas
            las contribuciones para sostener la Guerra del día con decoro de su estado; y
            otras nuestras por un natural se encaminaron ya que no a sus conciudadanas,
            a los pies de nuestro Augusto Soberano ofreciendo sus caudales todos, o lo
            que dispusiese tomar su Magestad.
                    El Siglo presente recomienda muchos este sexo. El parece que se ha
            tomado todo para hacerle memorable; y repito que no quiero interrumpir sus
            pasos veloces al titulo de sus glorias, y en esta conformidad dexo al dictamen
            de V.S. y los demas benemeritos Señores Colectores la desisión de medio que
            quieran tomar; bien entendido que en las Señoras y Mugeres de la duda creo
            que puede hacer mas la voluntad que la resolución, siempre que de parte de
            los respectivos Caballeros Diputados digan aquella viva expresion que basta a
            inflamar sus espiritus con el origen y la causa de la contribución que se pide,
            y por los términos de dulzura que manifiesta la real cedula del Asunto, y mi
            Decreto de 15 de Diciembre proximo.
                    Tengo antecedentes bien seguros sobre que en la Lista de los que van
            distinguiendo con sus particulares promesas de sumas extraordinarias han de
            tener un lugar admirable ciertas Señoras de esta nobilisima Ciudad; y si yo me
            decidiese por el sentido contrario de la duda, exitaria la queja de otras que tal
            vez esperen se les hable para ponerse en aquellas contribución del modo que
            se les permitan sus haveres con consentimiento de su voluntad, que tenderia
            mas si fuese menos ingrata su fortuna, segun nos hacen esperar sus generosas
            disposiciones y prontitud, a todo lo que es servicio publico del Estado. Por ul-
            timo yo no querré jamas que se diga de las Señoras de Lima que una desisión
            precedió a sus liberalidades, sino que estas hicieron inutil la decisión.— Nuestro



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