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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
todos enfermos y heridos, me puse en marcha para Puno, por haber tenido
noticia que el rebelde Catari tenia sitiada aquella via, con 12,000 indios. El dia
de esta division envie a sus provincias en consecuencia de muchas instancias
del Sor. Visitador General a los Corregidores de las de Paruro y Chumbivilcas
con las tropas que condujeron de ellas para que pacificasen los alborotos que
existian, y aun se habian suscitado nuevamente entre sus naturales. A pocos
dias de haberme separado de la columna que destiné a Carabaya, se le deser-
taron una noche mil trescientos hombres y asi fueron continuando en menor
porción, hasta que la halle en Sicuani reducida a trescientos y veinte.
Yo me presente delante de Puno, con mil y cincuenta hombres de que
se justifica que me abandonaron en el camino mil novecientos y cincuenta.
La noche que campé en la inmediacion de dicha villa, por que se divulgó que
yo proyectaba pasar a la ciudad de la Paz, se desertó una compañia entera de
Cotabambas con su Teniente don José Cornejo, que todos perecieron a manos
de los enemigos en las cercanias de Ayavirí, apoderandose de sus armas y la
misma suerte tuvieron los demas referidos a excepción de alguno que pudo
esconderse en las cuevas de los montes, que despues siguió el camino por ellos
aprovechandose de la oscuridad de las noches. En esa situacion hallandome
en un campo que no tenia una rama de leña, ni de boñiga de buey para guisar,
ni calentarnos, en circunstancias que de Puno no podian franquearme este
auxilio, por que tambien carecian de él, habiendo empezado a nevar, lo que
aumentaba la mortandad de los bagajes. Hallandose la tropa disgustadisima,
descalza y casi en cueros, porque inutilizaron sus vestuarios en tan larga mar-
cha, muertos de hambre y abatidos, y con pocos fusiles que diesen fuego por-
que la mayor parte se habia inutilizado; determine juntar todos los Jefes del
ejercito en mi tienda para oir sus dictamenes sobre el partido que debiamos
tomar en tan delicada circunstancia y todos opinaron contextes que no nos
quedaba otro recurso que el de retirarnos a cuarteles de invierno y que estos
debian ser precisamente en esta ciudad, asi para que los pocos soldados mi-
licianos que nos habian quedado tuviesen el consuelo de regresar a sus casas
para recoger sus cosechas, cuanto para que los enfermos y heridos hallasen
consuelo en estos bien asistidos hospitales; para que las armas se pusiesen en
estado de servicio, y para que consiguiesemos ocurrir a las hostilidades que
los enemigos pudiesen intentar en estas inmediaciones con noticia de haber-
las verificado durante mi ausencia y que las continuan despues de mi arribo
quemando pueblos, y pasando a cuchillo a los vecinos de ellos, y robando
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