Page 888 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. III
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Volumen  3
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            el Rio Negro con las dos compañias de milicianos de Santiago, llegaron á tan
            buen tiempo, que impidieron la reduccion del fuerte que estaba cercado, cuyo
            comandante se hallaba determinado á entregarse por habérsele desertado la
            mayor parte de los partidarios que tenia de dotacion, pasando estos á la fac-
            cion de los indios, y se consiguió introducirles socorro; y avanzando á los
            indios mataron hasta 9, entre ellos dos cristianos de los rebeldes, y solo con
            la desgracia de haber muerto el capitan de las compañias de Santiago D. José
            Antonio Gorostiaga de un golpe de lanza, á los cuatro dias de su herida.
                    Como esta funcion fuese antes de amanecer, tuvieron tiempo á propó-
            sito para hacer fuga y refugiarse en la espesura de un monte que dificultó la
            aprension: y sin embargo que se hicieron varias diligencias para hacerlos salir,
            no pudo conseguirse, porque quedaron tan escarmentados que ninguna ofer-
            ta fué bastante á reducirlos. Quedando encargado el doctrinero en volverlos
            á reduccion, se puso la tropa en marcha para esta ciudad: pero á pocas leguas
            que caminamos les alcanzó chasqui del comandante del Fuerte para que retro-
            cediesen, por haber llegado una manga de indios Matacos que venian convo-
            cados de los Tobas para unírseles y verificar sus primeras intenciones.
                    Estas novedades me hicieron apresurar mi salida de Salta, y habiendo
            llega á esta el 16, se me dió noticia que el comandante D. Cristoval Lopez y
            Gobernador de armas D. Gregorio Zegada, habian logrado avanzar á dichos
            Matacos y apresar el número de 65 bien armados, 12 pequeños y 12 mugeres,
            la vieja que traian por adivina, y que los conducian á la ciudad. Pero conside-
            rando el disgusto del vecindario, las ningunas proporciones de asegurarlos y
            transportarlos al interior de la provincia, sin un crecido costo de la real ha-
            cienda, y que en caso de traerlos era inevitable que escapándose uno ú otro
            se volviesen á sus paises y sirviesen estos de guia para conducir á los otros
            por estos caminos que hasta hoy los tienen ignorados, con los que tendrian
            en continua alteracion esta ciudad, y finalmente que la intencion de estos fué
            la de ayudar á los Tobas, y poner en obra sus proyectos, incurriendo en la in-
            gratitud que otras ocasiones, sin hacer aprecio de la compasion con que se les
            ha mirado siempre, manteniéndolos aun sin estar sujetos á reduccion y que
            su subsistencia seria sumamente perjudicial, los mandé pasar por las armas,
            y dejarlos pendientes de los árboles en caminos, para que sirva de terror y es-
            carmiento á los demas: y se ha visto el fruto, pues los Tobas han dado muestras
            de arrepentimiento, y se han vuelto la mayor parte de ellos á su reduccion.





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