Page 113 - La Revelión de Tupac Amaru II - Vol. II
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
manifestaron deseosas de mi mediacion, fueron las mas equitativas y análogas á sus
intereses. No obstante con grande sentimiento ha visto infructuosos mis esfuerzos y
desvanecidas mis esperanzas de restablecer el sosiego público de Europa. La Corte
de Londres, despues de haver entretenido el tiempo con estudiadas promesas y dila-
ciones, ha reusado admitir los justos temperamentos que la propuse, descubriendo
con esto el ambicioso espiritu que la domina. Su verdadero objeto ha sido dexar
adormecer la España á la sombra de la negociacion, mantener desunidas las fuerzas
marítimas de la augusta Casa de Borbon, y dar tiempo á que madurase su proyecto
de reparar con la usurpacion de algunos de mis dominios Americanos las pérdidas
que ha sufrido en sus establecimientos. Asi lo ha acreditado la experiencia, pues no
solo me ha suscitado con varios artificios nuevos enemigos entre las naciones bar-
baras de la Florida, seduciendolas á que conspirasen contra mis inocentes vasallos
de la Luisiana, y ha emprendido secretas negociaciones para fortalecer su partido y
desprenderme de los que podian ser mis aliados en caso de rompimiento, sino que
abusando de mi moderacion, han verificado sus súbditos repetidos insultos contra
la vandera española, han reconocido y robado vaxeles, han acometido otros que
tubieron la precision de defenderse, han hecho presas injustas, han abierto y despe-
dazado los registros y pliegos de oficio en mis paquebotes correos, executado otros
actos de hostilidad y de violencia contra mis vasallos. Ultimamente llegaron hasta
usurparme la Soberanía en la provincia del Darien, autorizando el Gobernador de
Jamaica con Patente de Capitan General en aquellos parages á un Indios rebelde, y
apoderandose en la Bahia de Honduras de las posesiones de los Españoles, que apri-
sionaron y desposeyeron de su propiedades. Además ha sido inmenso y continuo el
contrabando que han practicado en mis dominios de Indias, sostenido muchas ve-
ces por sus buques de guerra, apropiandose contra el derecho de las gentes y la fé de
los tratados el justo premio de la sangre y tesoros derramados en su descubrimiento,
adquisicion, y defensa. Pero tantos gravios no han encontrado otra satisfaccion en
el Ministerio inglés que unas promesas desvanecidas con la experiencia de verlos
repetidos.
En semejantes circunstancias ni la dignidad de mi Corona, ni mi personal
decoro, ni la proteccion que me merecen mis amados vasallos, permitian que se
continuasen por mas tiempo los insultos, ni quedasen impunes los recibidos. A pe-
sar pues de mi natural disposicion á conservar el imponderable bien de la paz, me
he visto en la dura y sensible necesidad de mandar retirar de la Corte de Londres á
mi Embaxador; cortar toda comunicacion, trato ó comercio entre mis vasallos y los
del Rey Británico por mi Real Decreto de 21 de Junio anterior; y emplear los medios
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