Page 45 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José de la Riva Agüero
                    El general Sucre llegó anoche, dejando su división en Pisco. Sucesiva-
            mente llegarán la división chilena y los restos de la del general Santa Cruz.
                    He resuelto marchar con todas las tropas de Colombia, peruanas y
            aliadas que hay en esta capital a Jauja para aprovechar la feliz oportunidad de
            tener los enemigos todas sus fuerzas en el Sur, y sólo espero la noticia de que
            esa división de su mando ha marchado toda a Pasco, llevando todas las mulas,
            caballos y ganado posible para marchar yo.
                    Como considero para estas horas terminadas todas las diferencias, me
            apresuro a decir a Ud. que mueva esa división y que me participe haberlo
            hecho así para moverme yo hacia Jauja, para lo cual está todo prevenido, y
            aprovechar momentos tan felices.
                    Soy de Ud. atento servidor y amigo.


                                         Bolívar


                    Lima 4 de Setiembre de 1823
                    Señor Don José de la Riva Agüero
                    Mi querido amigo y señor:


                    Con infinito sentimiento tengo que dirigirme a Ud. para tratar sobre
            los negocios más desagradables y al mismo tiempo más arduos que pueden
            ocurrir en la vida de un hombre público.
                    Yo creo que es ya inútil entrar en la investigación del origen y causa de
            la contienda de Ud. con el congreso, y mucho más, calificar sus propiedades y
            caracteres. El hecho es que Ud. se halla en guerra abierta con la representación
            nacional de su patria; esta representación fue convocada por el fundador de su
            libertad; ella ha sido reconocida por todas las autoridades y el pueblo peruano;
            Ud, mismo debió el nombramiento de su presidencia a la autoridad del con-
            greso: luego, parece fuera de duda que los escogidos de la nación no pueden
            ser revocados por ningún ciudadano, cualquiera que sea su condición, todavía
            menos por Ud. que fue uno de los primeros agentes del establecimiento de
            la representación popular, y, como presidente, le ha prestado solemnemente
            juramento de obediencia. En fin, amigo, el derecho creo que no admite discu-
            sión, en cuanto al hecho, veremos el efecto.
                    Bonaparte en Europa e Iturbide en América, son los dos hombres más
            prodigiosos, cada uno en su género, que presenta la historia moderna: los pri-



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