Page 181 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de José de la Riva Agüero
            tucion se tolera tan atroz injusticia; pues la representacion nacional dejaria de
            serlo si no corrigiere a los malvados y oyere á las víctimas que estos inmolan a
            su rapacidad e insolencia. En el sentir de los mas celebres publicistas se disuel-
            ve el orden social cuando la tirania llega al punto que las propiedades no son
            respetables, y se ultraja el honor del ciudadano. Este es el caso en que me hallo;
            pues como dice un respetable autor «cuando un hombre poderoso me haya
            hecho víctima de un acto arbitrario, seguramente tengo derecho de perseguir
            este delito por todos los medios que podran darme las leyes y mi valor».
                    El gobierno representativo requiere que sus representantes estén no
            solamente animados de los sentimientos de providad y patriotismo, sino que
            exíge tambien que su firmeza sea tal, que no le impida cosa alguna el mostrar
            la energia necesaria y arrostrar antes todo peligro que tolerar se amenaze la
            libertad de la Patria, ni los derechos y seguridad del ciudadano. Sin esa noble
            resolucion patriotica las repúblicas no podrian existir sino de nombre, mien-
            tras que en la realidad sería el despotismo el que se sostituyere bajo la salva-
            guardia de las formas representativas ¡Que no se crea ni remotamente, Señor,
            que yo dude ni un instante de que a las actuales cámaras representivas del Perú
            falten aquellas virtudes civicas y valor para desempeñar el augusto cargo que
            les ha sido confiado por los pueblos! Por el contrario, penetrado de su civismo,
            luces y circunstancias me dirijo a la soberania con todo el respeto y confianza
            que me prestan las virtudes de los padres de la Patria, é inviolavilidad de sus
            personas. Si yo no estuviese persuadido de la justificacion y patriotismo del
            Congreso podria confundir las consecuencias de la injusticia hecha conmigo,
            y desde luego pediria que con arreglo al artículo 154 del título 9° de la Consti-
            tucion se me permitiese sacar mis bienes del territorio peruano, y dejarme en
            la actitud de elegir otro en que vivir bajo la proteccion de las leyes y de las ga-
            rantias que disfruta todo ser racional en los gobierno representativos. No hay
            pues medio, o se me debe jusgar con arreglo a las leyes, y estas condenarme
            ó reparar tantos ultrajes, perjuicios y padecimientos; ó la falta de estos prin-
            cipios echará un borron sobre la Historia del Perú. Las privaciones, inconse-
            cuencias y calumnias me harian en ese caso sentir el que Bolivar no hubiese
            conseguido hacerme asesinar en Guayaquil como lo dispuso en orden especial
            al General Paz del Castillo que amistosamente la suspendió hasta que se pre-
            sentare en el río, como se decia, el Vice Almirante Guisse que creían que iba á
            libertarme. Ese asesinato, Señor, no era mas cruel que el que experimento en
            siete años de expatriacion, y cargado de todo el cúmulo de desgracias que esta



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