Page 8 - Mensaje a la Nación 28 de julio\2000-2001\PLO-2000-2
P. 8
—La señora Presidenta del Congreso, doc- Mensaje a la Nación, ante el Congreso de la
tora Martha Hildebrandt Pérez Treviño, República, del señor Presidente de la Re-
impone la Banda Presidencial al señor Pre- pública, ingeniero Alberto Fujimori Fujimori
sidente de la República, ingeniero Alberto
Fujimori Fujimori. La señora PRESIDENTA.— Invito al señor
Presidente de la República a dirigir su Mensaje
a la Nación.
El señor PRESIDENTE DE LA REPÚBLI-
CA, ingeniero Alberto Fujimori Fujimori.—
Excelentísima señora Presidenta del Congreso de
la República,
Distinguida Representación Nacional,
Excelentísimo señor Presidente de la República
de Bolivia,
Excelentísimo señor Presidente de la República
del Ecuador,
Ilustres invitados,
Pueblo del Perú:
Abro este mensaje con el que se inaugura un
nuevo mandato presidencial, conforme a la vo-
luntad soberana del pueblo, constatando un he-
cho auspicioso: es ésta la primera vez en la histo-
ria de la República que se elige en el Congreso
una mesa directiva íntegramente conformada por
(Aplausos.) ciudadanas, congresistas mujeres.
—En estas circunstancias, Congresistas de (Aplausos.)
algunos sectores se retiran de la Sala.
Qué duda cabe que este hecho constituye un ho-
menaje y un reconocimiento al creciente y posi-
tivo protagonismo de la mujer peruana, no sólo
en las altas esferas, sino también en las organi-
zaciones populares de clubes de madres, come-
dores populares y comités de Vaso de Leche. A
cada una de las mujeres del Perú, mi homenaje
más sincero.
Mis congratulaciones a la doctora Martha Hilde-
brandt y a quienes la acompañan en la responsa-
bilidad de conducir este poder del Estado.
(Aplausos.)
Hace exactamente diez años, aquí, en este mis-
mo recinto, inauguré un Gobierno en medio de
la peor crisis nacional de este siglo. Entonces se
—Se entonan las sagradas notas del Him- respiraba en el ambiente político sólo derrotis-
no Nacional del Perú. mo y pesimismo. No faltaban, por supuesto, los
vaticinios apocalípticos. Pero fuera de ese ambien-
(¡Viva el Perú!) te, en la masa del pueblo, sobrevivía la esperan-
za, y con ella, el suficiente coraje para hacerle
(Aplausos.) frente a la dramática situación que vivíamos.
120