Page 8 - Rumbo al Bicentenario Nº 6, Año 2 - mayo 2019
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alzamiento huanuqueño no fue improvisado, ya que tuvo una preparación de aproximadamente un
año, evidenciado por las reuniones secretas y la difusión de rumores, siendo conocido por la
autoridad más importante de la ciudad, el subdelegado García, quien decidió no considerar de
manera seria dicha información. También, pude verificar que la violencia “irracional” atribuida por
los historiadores clásicos como el motivo de su derrota, no necesariamente lo fue, ya que debemos
tener en cuenta a otras razones como: la falta de armamentos y preparación suficiente, los
rebeldes eran civiles; el manejo inteligente de la contracampaña, liderada por el intendente
Gonzales Prada y; sobre todo las dudas y traiciones de los sindicados como líderes, destacando
Berrospi y los alcaldes de indios, como los de Chuquis y Chupan.
Si bien reconozco que los motivos principales para que se iniciara el levantamiento, partieron de la
situación económica y política -como fue la prohibición de la venta del tabaco, orden que afectó a
los criollos; la aplicación de la misma medida a los productos agrícolas, lo cual afectó a los indios;
y los abusos de las autoridades españolas-, creo que lo que terminó por animar a optar por la
rebelión fue el contar con experiencias previas, las cuales incluso lograron obtener algunos logros,
destacando los alzamientos dieciochescos -como la rebelión de Túpac Amaru II- por lo que los
rebeldes en Huánuco vieron este tipo de prácticas como una alternativa política, creándose la
expectativa de que a través de estas acciones lograrían el cumplimiento de sus objetivos, mientras
que el camino legal, con denuncias y exigencias a sus autoridades, no resultó eficaz. A esta
La participación de los sect ores populares en la rebelión de Huánuc o , 1812
herencia, se sumó parte de los recuerdos de las costumbres prehispánicas y el legado
propiamente español virreinal que involucró varias vertientes, desarrollándose una cultura política
en los sectores populares enriquecida por ambas lógicas, expresándose en la manera como
realizaron sus acciones, símbolos y discursos.
En ese sentido, dentro de las medidas adoptadas frente a los abusos de las autoridades, mi estudio
destaca la forma cómo se ejecutó dicha violencia, por lo que consideré a estas actitudes como una
forma de hacer política -más allá de la irracionalidad, factor del fracaso o como producto del
alcohol-, practicado por los sectores populares, donde los saqueos y robos aplicados en varios
pueblos tuvo un sentido simbólico, expresado, por ejemplo, en el mayor grado de violencia que se
impuso sobre las casas de los chapetones, especialmente en la de las autoridades, convirtiéndose
en una forma de expresión de sus expectativas de triunfo; dicha violencia fue complementado por
la bebida y el baile, dándose paso a la celebración ritual de sus acciones y no simples expresiones
de los vicios de la población. Otro de los ejemplos interesantes fueron las formas de ejecuciones
aplicadas a algunos personajes, como los degollamientos, los cuales con la legislación virreinal
eran empleados solo a individuos de la población española, mientras que los apaleamientos y
apedreamientos se aplicaban a los sectores populares, como los indios; sin embargo, en pleno
despliegue rebelde se ejecutó al revés, buscando, al parecer, expresar las nuevas jerarquías a las
que se aspiraba. Cabe agregar, para complementar esta propuesta, el hecho de que a sus
celebraciones con bailes y bebidas se le sumó casos de decapitación y canibalismo, con lo cual
representaron -sobre el cuerpo de un hombre blanco-, lo mismo que en los casos anteriores.
Entonces, puedo decir que los huanuqueños al anhelar un mejor gobierno y al no encontrar
solución, mediante sus reclamos verbales y escritos, optaron por el camino de la rebelión -lo cual
no necesariamente involucraba la destrucción total del Estado- considerándola como una opción
eficaz para lograr sus aspiraciones, dando rienda suelta a los saqueos, robos, asesinatos y otros
desmanes, con la finalidad de proveerse la idea simbólica de un posible triunfo, más allá de lo
militar y material; pero estas prácticas no fueron exclusivas, ya que también se utilizaron en otros
levantamientos, lo que evidenció el principio de durabilidad propia de la cultura política. De esta
manera, las acciones descritas tuvieron como cometido simbolizar las aspiraciones de destruir a
estas “malas” autoridades, a los cuales consideraron despreciables, convirtiéndose la violencia en
7 | un instrumento político alternativo, cargado de simbolismos, mediante los cuales aspiraron lograr
0 que esta situación cambie a su favor, más allá del simple empleo del terror y la desestabilización
o como producto en sí del momento confuso propio de la insurrección y la borrachera.