Page 8 - Rumbo al Bicentenario Año 2. Nº 3 - Febrero 2019
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debe partir por acabar con el olvido de la historiografía por estos grupos populares. Además, las
instituciones del Estado no solamente deben preocuparse coyunturalmente del pueblo actual, sino que
deben armar una agenda política de inserción real de todos en la configuración política del poder,
porque sin acceso al poder no existen ciudadanos en la República. La premisa de Carlos Iván Degregori
de que sabemos que somos diversos, pero que el principal problema es que nos cuesta reconocerlo,
debe problematizarse.
Segundo, y a tono de lo anterior, se tiene que reivindicar los movimientos sociales claves en esta nueva
perspectiva de análisis, como el de Huánuco (1812) y la del Cusco (1814-1815). Si bien sus bicentenarios
ya pasaron, esto no deja de lado que, ante el olvido de casi todos, sea importante repensarlos y plantear
nuevas interrogantes y miradas de investigación como lo ha venido realizando una joven historiografía
en el libro Las guerras de independencia en clave bicentenario. Problemas y posibilidades, editado por
Daniel Morán y Carlos Carcelén el 2018. En otras palabras, lo que se necesita es descentralizar la
independencia y dejar de mirarnos el ombligo limeñista y, también, que las propias regiones dejen de
encerrarse en sí mismas y que más bien tiendan puentes de diálogo, debate e investigación.
Tercero, a puertas de las celebraciones, es importante financiar investigaciones serias sobre estos
L os r ostr os de la plebe. B alance y nue v as per spectiv as rumbo al Bicentenario
grupos sociales y otros temas vinculados a ellos, y establecer diversas aristas de profundización y
reflexión que relacionen tanto a los sectores populares con los grupos de poder. La historia no puede
ser únicamente la historia de las élites políticas, pero tampoco solamente la historia del mundo
plebeyo. Un sesudo análisis de las relaciones de todos los actores sociales y políticos de la
independencia es crucial como lo es también, en la actualidad, el conocimiento y la investigación de los
movimientos sociales y el papel de la ciudadanía en acción en muchos de los acontecimientos que han
venido acaeciendo. Entonces, la investigación es prioridad en tiempos de bicentenario. No son
suficientes los eventos y las celebraciones de efemérides, sino están acompañados de investigaciones
serias y minuciosas. Es imprescindible pensar en el bicentenario con nuevas miradas, teorías,
metodologías y una reflexión meditada de nuevas fuentes para poder ofrecer así nuevas
interpretaciones y, así, crear una paulatina conciencia política e identidad nacional.
Cuarto, pensando en los imaginarios y representaciones, es importante mantener una posición crítica
de los discursos políticos que se han creado sobre los sectores populares; por ejemplo, en la prensa de
Lima de la época de la independencia como en las representaciones y estereotipos de estos grupos en
la historia reciente. Posición vigilante, porque la marginación no es solamente en la vida política, sino
que también la podemos advertir en los medios de comunicación, en las esferas académicas y en la vida
cotidiana. Debemos aprender a mirar a los otros como a un “nosotros”, y reconocer que el Perú oficial
tiene que convivir con el otro Perú, en palabras de José Matos Mar.
Finalmente, y en esto se resume nuestra reflexión general, el estudio de los sectores populares sus
características, comportamientos, sus rostros y su intervención en la guerra y en la revolución de la
independencia tiene que comprender sus intereses locales antes que los nacionales. Al respecto, se
deben tomar en cuenta sus motivaciones en un contexto de crisis y reconocer que estos grupos no
fueron una masa inerte y sin objetivos. En efecto, las investigaciones hasta el momento han demostrado
su activa participación en este proceso histórico fundacional de la República peruana. Por lo tanto, si
estas nuevas aristas están desarrollándose sobre actores sociales de hace casi doscientos años, con
mucha mas razón debemos preocuparnos por la vida del mundo popular en la actualidad. No debemos
ni podemos pensar en la independencia como en un escenario de incas indios no (título sugerente de
Cecilia Méndez) ni tampoco en ser estudiada historiográficamente, pero políticamente incorrecto de ser
insertados en la nueva configuración política del poder del Estado y la nación peruana. El bicentenario
tiene que marcar un punto de quiebre entre lo que tanto hemos marginado y olvidado y lo que estamos
dispuestos a cambiar, y todo en beneficio no de unos pocos y afortunados, sino de todos aquellos que
7 | nos llamamos peruanos y pensamos que aún podemos establecer la diferencia en tiempos de
0 globalización.