Page 6 - Rumbo al Bicentenario
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El mercado de la Independencia en Lima (1843), óleo de Johann Moitz Rugendas



          LOS PERUANOS: ACTORES DE NUESTRA INDEPENDENCIA


           “LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA EN EL PERÚ COMENZÓ DÉCADAS ANTES DE LA
           INVASIÓN NAPOLEÓNICA A ESPAÑA, TANTO DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS IDEAS
           COMO DE LAS ACCIONES MILITARES, A RAÍZ DE UN LARGO PROCESO EMANCIPADOR,

           INICIADO DESDE LAS PRIMERAS REBELIONES DE INDÍGENAS Y CRIOLLOS.”

        C onstruyendo una Nación: El C ongreso en la Independencia
           En América el movimiento estalló en reacción a la invasión de Napoleón Bonaparte a la Península Ibérica
           (1808), la abdicación de Carlos IV y Fernando VII y el nombramiento del usurpador José Bonaparte (Pepe
           Botella). En España, se formaron juntas populares, la más importante de las cuales fue la de Sevilla, la que
           tuvo algunos logros militares y fue reconocida en América. En Hispanoamérica se planteó la cuestión de la
           legitimidad política del gobierno virreinal. Esto llevó, al igual que en la Metrópoli, al establecimiento de
           Juntas de Gobierno en varias capitales de América del Sur, las que juraron fidelidad al cautivo Fernando VII,
           El Deseado. Entre 1809 y 1810  se formaron Juntas de Gobierno en Chuquisaca, La Paz, Quito, Caracas,
           Buenos Aires, Bogotá, Santiago de Chile y México. Las juntas inicialmente fidelistas se transformarían en
           separatistas, desencadenando un proceso emancipador o mejor dicho libertador, que culminaría en la
           independencia.


           La lucha por la Independencia en el Perú comenzó décadas antes de la invasión napoleónica a España, tanto
           desde la perspectiva de las ideas como de las acciones militares, a raíz de un largo proceso emancipador,
           iniciado desde las primeras rebeliones de indígenas y criollos. La gesta independentista no fue un proceso
           limeño sino, más bien, presentó diversas variables regionales; no fue fruto del accionar solitario de élites
           ilustradas sino del accionar de la gente común y corriente que la protagonizó. La afirmación de que nuestra
           independencia nos fue impuesta por dos generales extranjeros y sus tropas desconoce la realidad de los
           hechos y el aporte peruano no solo a nuestra independencia sino a la libertad de todo el continente. Ningún
           otro pueblo de América luchó tanto y durante tanto tiempo (1780-1824), dio una mayor cuota de sangre
           –expresada en decenas de miles de muertos–, ni realizó más sacrificios materiales –manifestados en
           pobreza generalizada y en la destrucción de poblaciones, haciendas, minas e iglesias–; ningún otro país
           sufrió las mutilaciones territoriales que el nuestro soportó; ningún otro país hizo los sacrificios que el Perú
           realizó en su lucha por la libertad.

           La revolución dirigida por Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui), curaca de Surimana, Tungasuca y
        05 |   Pampamarca, y Micaela Bastidas, apodada La Zamba –evidentemente por su condición afrodescendiente–,
           significó el inicio de la gesta libertadora en tierras hispanoamericanas (4/11/1780); mientras que el primer
           esbozo doctrinario lo realizó el jesuita arequipeño Juan Pablo Viscardo y Guzmán, autor de la célebre Carta
           a los españoles americanos (1791):
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