Page 7 - Rumbo al Bicentenario Nº 15
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Juan Antonio






 Alvarez de Arenales   RASGOS DE SU PERSONALIDAD

          Y LA ADMINISTRACIÓN DEL BIEN COMÚN




 EN LAS CAMPAÑAS LIBERTARIAS A LA SIERRA CENTRAL DEL PERÚ  La breve semblanza  del general  sus  camaradas  al  considerarlos
          lo describe José Segundo Roca  despilfarradores. En una ocasión,
          durante la campaña a la sierra  como abanderado quiso tomar un
          entre octubre y noviembre de  vacuno del corral de los campe-
          1820. El general, anota Roca,  sinos para agregarse el rancho,
          transmitía poca amabilidad con  el general cuando vio, entró en
          las poblaciones a pesar del apo-  cólera y le gritó a la vaca, “cóge-
          teósicamente recibimiento. No  lo, cógelo vaquita y mata a ese
          era capaz de aceptar siquiera el  abanderado ladrón” (Roca, 1972:
          obsequio de ramo de flores ni la  226).
          llave de la ciudad como le ofre-
          cieron las autoridades de Hua-    Con seguridad como pocos de
          manga. Predominaba su carácter    su estirpe, veló con diligencia el
          estoico, adusto y de una rigidez   bien común y con más razón con
          inflexible; muchas veces devolvía   lo suyo. Cuidaba de su caballo y
          la cortesía solo con el movimien-  su mula de marcha. No llevaba
          to de su cabeza y continuaba su   más que su equipaje compuesto
          marcha imperturbable; sin embar-  por dos petacas. Él mismo ensi-
          go,  en  otro  momento  no  dejaba   llaba y desensillaba la mula y no
          de tener un corazón bondadoso,    requería que alguien se lo hicie-
          cortesano, urbano, amable, ríspi-  ra; sabía herrar perfectamente, y
          do (Roca, 1972: 227-228).         por consiguiente no necesitaba
                                            de ninguna servidumbre, ni de
          Su elevado moral e ideal liberta-  su propio hijo Florentín que iba
          rio estaban por encima de todo.  como su ayudante (Roca, 1972:
          Como buen patriota, no se valió  229).
          de los servicios de otros para ha-                                                   Fuente gráfica:Wikimedia
          cerse atender en sus quehaceres
          personales. Con apremio resolvía
          sus necesidades y sus proble-
          mas. Por ejemplo, solía aislarse
          del cuerpo militar para alimentar-
          se y servirse con humildad sus
          alimentos. En las marchas carga-
          ba un par de alforjas en las que                                                                        7
          llevaba una servilleta con pan y
          queso, y su preferido pedazo de
          carne cocida y un poco de maíz
          tostado (Roca, 1972: 229).

          Era escrupuloso en todos los ac-
          tos administrativos, fiscalizaba                                                                        Comisión Bicentenario del Congreso
          los intereses públicos por más
          mínimos que estas fueron; otras
          veces dice Roca, mezquinaba
          hasta poner en desesperación a
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