Page 7 - Rumbo al Bicentenario
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Instituto Libertador Ramón Castilla, Filial La Libertad


           En primer lugar, la manumisión de los esclavos en 1854 convirtió a todos los habitantes,
           independientemente de su etnia, en hombres "libres", ya que junto con la abolición de la esclavitud
           se eliminó también el Tributo Indígena, contribución obligatoria que desde tiempos coloniales
           pagaban los pobladores andinos en su condición de naturales en el territorio. Estas formas de
           explotación hacia las poblaciones indígenas y afrodescendientes desaparecieron en 1854.

           En segundo lugar, la igualdad jurídica después de 1854 no se tradujo en igualdad social, porque
           aquella fecha marca también el inicio de largo proceso de postergación de políticas dirigidas para
           la población afrodescendiente. Aquel grupo, en tiempos coloniales era identificable ya sea por las
           condiciones laborales (esclavos o libres) o por la denominación de castas (negros, mulatos, etc.).
           Sin embargo, desde 1854 a pesar de ser denominados todos como “peruanos”, seguían
           invisibilizados en los registros y en evidente desigualdad estructural y socioeconómica.                 L o afr operuano en el Bicentenario de la República


           En tercer lugar, es importante destacar que muchos de los pueblos costeños con presencia
           afrodescendiente en la actualidad datan de tiempos de la abolición de la esclavitud, es decir, son
           pueblos de creación republicana y no coloniales.  Su origen está en el asentamiento de
           afroperuanos en las periferias de las haciendas más ricas de la costa peruana. Por ejemplo, el
           Guayabo y El Carmen en Chincha, Ica; San Luis y San Vicente de Cañete o Aucallama en Huaral, en
           Lima; o incluso Yapatera en la región norteña de Piura, entre otros. Estos pueblos son parte de la
           historia del Perú republicano. Su construcción, las relaciones sociales y étnicas de sus habitantes,
           sus tradiciones culturales y más deberían ser la memoria pendiente para homenajear el aporte
           afro en el Perú del Bicentenario.

           En cuarto lugar, desde 1854, lo negro, lo afro, se diluye en lo peruano costeño, específicamente en
           lo criollo. Por la concentración de esta población en las haciendas costeñas se produce lo que           06 |
           pareciera ser un “sincretismo de extinción”, donde lo afro está implícito y casi invisible en una
           cultura propia llamada criollismo. En temas musicales, aportes gastronómicos, artísticos y
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