Page 165 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Vida y obra de Juan Pablo Viscardo y Guzmán
            notó la falta de recomendación a mi, pues no se me nombraba en la carta que
            Ud. le escribía y recomendaba a otros. Este caballero y aun su hermano D.
            Marcelino, a quien escribí, se han mostrado muy secos conmigo y yo he vivido
            todo este tiempo sin alivio y confuso: D. Alonso, después de algunos días de
            enfermo en el Hospital, me trajo 100 pesos sencillos de 128 quartos, que son
            75 pesos dobles, los quales he ido gastando para tanto como necesitaba, pues
            no traje conmigo más que unos pocos medios reales en la faltriquera y aun los
            43 doblones de a 16 que allá tenía, se hubieron de quedar depositados en Ud.
            por la precisión atropellada y repentina de mi embarque, que ojalá los hubiera
            traido conmigo, para el necessario socorro de tanto como necessito enfermo.
            Ayer 21 de Junio estubo aqui D. Alonso, de passo para Madrid, y me dixo
            dexaria un libramiento a mi favor, mas ya se fue y no lo dexó, paciencia y Dios
            socorra; sólo me añadió que en breve llegaría nuestro hermano D. Bartolomé
            en alguno de los navios del cavo. Lo desseo mucho, y Dios lo trayga bueno.
                    Ya sabrá Ud. cómo se quedaron en Cartagena los P.P. Moneada y La-
            rreta por inválidos y el P. Albarracin casi moribundo, sin esperanza de vida:
            allí murieron los P. P. Piñeyro y Martín del Castillo, fuera de un hermano y
            otro que quedaba muy malo. En mi nabegación sólo tuve un hermano difunto,
            que se echó al agua, fuera de otro que murió en Valparayso, adonde dexe tres
            enfermos, que no sé si vendrán con los P. P. de Chile. También sabrá Ud. cómo
            el Papa no quiso recivir a los Padres primeros que despachó el Rey a Civitave-
            chia, los que fueron arrojados a las playas de la isla de Córcega, adonde fueron
            después acogidos de algunos vecinos y alli mismo van ahora otros de los nues-
            tros, fuera de los estranjeros que se despacharon a Liorna, para transpornerse
            a sus Provincias y de otros que fueron a pedir del General les dirimiese los
            votos, como escholares y algunos Profesos, que solicitan del Papa la dispen-
            sación de sus votos solemnes. No sé cómo saldrán y si salen bien, dicen que
            el Rey les ha prometido ponerlos en sus patrias. Entre los escholares fué ya el
            angelito de Manuel Baeza, a quien disculpo en su antojo, viendo el desengaño
            de Córcega y el ningún abrigo de Roma, quando en Lima podrá servir a su
            padre. Ud. lo atienda si fuera por allá y a su buen Padre procure ayudarlo en
            quanto pudiere.
                    No me olvido de nuestro D. Benito Moreyra ni de mi comadrita, a
            quienes me encomiendo muy de corazón y salude Ud. de mi parte a Petita

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            1. Celedonio Martínez Junquera, apoderado de Don Pablo Matute en Cádiz.


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