Page 32 - La Rebelión de Huánuco. Vol 4
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Volumen 4
                                 Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huamalíes
                    Hasta el día que ya las cosas han mejorado de suerte, me veo sobre-
            saltado, recordando la divercidad de hechos, y dichos con que generalmente
            increpavan á los españoles; y mestisos; contándolos, y reputándolos, como sus
            indignos domésticos; y así después que salí de estos atrensos y amarguras, y
            me hallo sufriendo la penosa carcelería; motiba la turvulencia de mi sobresal-
            tada imaginación la negativa que se advierte en mi declarasión de fojas 169.
            Yo a la verdad no puede dicernir el motivo que se me figuró para ello por que
            en las operaciones, y maniobras de los yndios no intervine, ni menos quise
            ser expectador de sus horrendos procedimientos. Y así es que en esa parte el
            sumario se exime de formar causa contra mi conducta, por lo que estamos en
            el caso, que careciendo de esta no hay en mi delito, y mi soltura deve dictarse
            con vehemencia por exigirlo así la equidad y la justicia.
                    No dudo que a primer golpe de vista se encuentre motivo para arguir-
            me de doloso sobre la negativa en mi declaración sindicándome de perjuro;
            pero debo contextar ahora con más acuerdo que si los autores acaso del movi-
            miento de este Partido hallándose plenamente satisfechos de su ilegal proce-
            dimiento han procurado escusarse de los cargos que les resulta con exepsiones
            peregrinas que mas vien los [ilegible] ¿que puedo haber hecho un individuo
            agitado como yo sino agregarme a los deseos que respiró antes los mismos no-
            bles sentimientos, de obtener el nombre de Capitán, pero sin consentimiento
            en lo interior?.
                    Los Presvíteros Nalvarte, y Ayulo, han concurrido con sus pareseres
            al exterminio del pacífico entable del Partido, coadyubando ha ello Pio Mira-
            val, con el allanamiento que prestaron para que se executasen las absolutorias
            determinaciones de su General Castillo, a quien deban, prosternados las más
            reverente genuflección de que resultó que los yndios ynsurgentes no davan
            acogida ni hospitalidad al que discurría al revés de sus proyectos; y si no dí-
            ganlo los que avivaron la muerte de la muger de Chupan, y la de los dos que
            fueron víctimas en el Pueblo de Llata.
                    Quando yo oía desir a los traidores que su procedimiento contra los
            europeos, era instantáneo, pues el General Castillo y su intención, no se di-
            rigía á otra cosa que al de desquiciar el buen orden entre estos y los criollos,
            para dar fin después aun la casta mixta, vivía aredrado: Quando Miraval y los
            Clérigos aunados en Autos se abansaron a resolver se executasen las órdenes
            que dictó Castillo, se deja entender, que el que emigrava dentrava á hacer parte
            del número de los perceguidos; luego si en el (?) me huvieran advertido algún



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