Page 233 - La Rebelión de Huánuco. Vol 2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            y pasificos, pero que por miedo de la tropa, y peltrechos, no queria el confe-
            sante, ni el vesindario que entrase dicha tropa.
                    Preguntado si ha tenido comunicacion en asuntos de sublebacion con
            algunos vecinos de Lima, o con los del Virreynato de Buenos ayres, u otros su-
            getos de distintas Jurisdicciones: Dijo: Que antes de ser aclamado de General
            no tubo comunicación con persona viviente, y que despues de ser nombrado
            General á comunicado solo con los Principales, y Alcaldes de Indios de barios
            Pueblos que le escrivian, y que no los puede designar por que ni aun los conoce.
                    Preguntado si dijo a los Indios que benia el REY Inca á governar, ó
            Casteli de tierra arriba; dijo que no.
                    Preguntado si save de la insurreccion de Buenosayres, y tiene noticias
            de las ocurrencias, dijo: Que solo á oydo decir que estaban en guerras, pero
            que no savia con individualidad de los sucesos sino en glovo, esto es que los
            criollos estaban en guerra con los Españoles, y que haora estando de General,
            como se havía hecho cargo del Combento de San Francisco, havría una carta
            con lisencía del cura que venia á un religioso, en que segun recuerda hablava
            del Sr. Goyoneche, y Casteli diciendo que en que pararían estas Misas, pero
            que no tiene presente del que subscrivía, ni á quien se mandava, ni de todo lo
            que contenía.
                    Preguntado si save donde se mantienen los robos que hicieron los In-
            dios, si al confesante le trageron algo de lo saqueado para ayuda de la guerra, y
            con que fondos se hiba á hacer esta; dijo: que no save donde paran los robos, y
            que tampoco le llebaron una ilacha con ningun fin, que no havian fondos para
            la guerra, y en una palabra, que la obra hera de los Indios, pues el confesante
            solo una vez á unos centinelas por haver llobido les dio una botella de Aguar-
            diente y como una libra de coca.
                    Preguntando si solicitó algunos socorros, dijo: que no, y que el confe-
            sante es pobre que no tiene vienes rayces; ni mas desencia que lo necesario, y
            frugal para cubrir sus carnes, pues hasta la chacara con cuyo trabajo se man-
            tenía expuso ser del coronel Ichigoyen que lo tenia en arrendamiento. En este
            estado haviendose traydo las dos petacas que mencionó el confesante expre-
            sando que es lo unico que tiene, yo el Intendente á presencia del actuario y su
            acompañado procedi á registrar las petacas y encontrando en ellas fuera de
            algunas ropa barios papeles, separé los respectibos al asunto de sublebación
            de que se trata en la forma síguiente.
                    Seis pliegos entre oficios, y Proclamas que dirigi.



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