Page 103 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-5
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Guerrillas y montoneras durante la Independencia


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                    N° 1.
                    Los sentimientos filantropicos que animan a los oficiales de la Repu-
            blica que subscriben les impele en obsequio del bien publico, y honor de las
            Armas de la Nacion a decir a Usted lo siguiente.
                    El Batallon de Huanuco, y Compañia de Dragones de la Republica han
            cido sacrificados el 12 de Julio anterior en las inmediaciones de Tarma del
            modo que Usted sabe y presencio. El Comandante Don Pedro Barron, despues
            de haver experimentado la tropa de su mando el contraste que ha sufrido, le-
            jos de propender por su parte, a la organisacion del Cuerpo, de reunir disper-
            sos que se hallan en sus Pueblos, de congratular la tropa, y oficiales; y en una
            palabra de dar pruebas inequibocas, de tener interes por la causa, de labar la
            mancha que ha cometido, y de manifestar el zelo que debia; asi por su propio
            honor, como por desempeñar la confianza que de el ha hecho el gobierno en
            adelantar, y conserbar la tropa que se le confio a su mando; lejos de cumplir
            con estos sagrados deberes, no solo no los llena con la delicadesa que exige su
            estado, sino que sepultando en el mas profundo desinteres estos deveres, es ya
            insoportable la apatia, y total abandono con que mira el Comandante Barron
            el Estado de su tropa.
                    Las licencias absolutas dadas a varios individuos del Batallon por
            exacciones segun se nos ha informado, es una prueba bien relebante del poco
            interes que tiene por el aumento del Cuerpo. El no propende por su fomento, y
            conserbacion, la mira con la mas alta indiferencia. El servicio esta de un modo
            tan relajado, é indiferente que vemos en el borde de la ruina, no solo á la tropa,
            sino a nosotros mismos.
                    Desde el 17 del pasado que llegamos a esta Ciudad, no ha sido hista
            la persona del Comandante en el Cuartel. Este Gefe no sabe si hay tropa, si
            tiene responsabilidad de ella; y en una palabra lejos de hacer lo que debe, y de
            enmendar su yerro, solo se contrahe a adelantar sus vicios. El juego, la embria-
            guez, y el trasnocharse de veinte y quatro en veinte y quatro horas, es unico
            dever que para el Comandante Barron se conose por justo.
                    Este abandono ha ocasionado la ribalidad que se ha declarado entre la
            tropa, y el paisanage que puede ser de grandes y funestas consecuencias: En
            estas circunstancias, nuestro deber, y nuestro honor nos impelen a suplicar a



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