Page 482 - Guerrillas y Montoneras durante la Independencia 4
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Volumen 4
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            decadencia las há reducido casi a un estado de nulidad. Sin embargo jamas
            nos hemos hecho sordos á los clamores de la Patria, y a unos sacrificios se han
            seguido otros sin interrupcion, hasta no perdonar los ultimos y mas peque-
            ños recursos que nos quedaban. Asi es que en el año anterior, y tambien en la
            actualidad nos hemos privado de los manuales que ganamos, por asistencias
            personales á las Memorias de esta Iglesia, á fin de contribuir, como estamos
            contribuyendo al Donativo mensual de doscientos pesos.
                    Y despues de haberlo sacrificado todo en las aras de la Patria ¿qué nos
            queda, Señor, para vivir? Podemos decir que casi ni aun la esperanza. Dentro
            de tres, ó quatro meses acaban las cortas Mesadas, conque nos socorre el Esta-
            do. Los diesmos del año corrido de mayo de ochocientos veinte y uno á mayo
            de ochocientos veinte y dos, que debian sufragar á nuestra ulterior escasa sub-
            sistencia, por el sumo deterioro en que se hallan, dexan de existir para noso-
            tros. De ellos há cobrado ya el Estado cerca de quarenta mil pesos, los de las
            Provincias de Jauja, Ica, Pisco y Palpa, y parte de la de Tarma, que eran los mas
            pingües, han caido en manos del enemigo que ha sido estacionario en ellas, los
            de los Partidos de Canta, Huarochiri y Yauyos acaban de ser destinados por el
            Gobierno al mantenimiento de las Montoneras ó Guerrillas. En fin todo todo
            vá á faltar a los individuos de este Cabildo, y por la misma razon á la fabrica
            de la Iglesia Catedral, que dentro de poco no tendrá absolutamente conque
            costear los gastos ordinarios del Culto y mucho menos los extraordinarios de
            fiestas eclesiasticas y civicas á que concurre el gobierno con las autoridades
            y que ascienden por los menos á doze mil pesos annuales, por manera que
            si el Estado mismo no provee de inmediato oportuno, será menester cerrar
            la Iglesia, y que sus Ministros á impulsos de la necesidad la abandonen para
            procurarse algun otro modo de existir.
                    Entre estas angustias que aflijen el animo de los individuos de esta
            Corporacion. ¿cómo es posible obligarles, á dar lo que no tienen, ó lo que en
            medio de sus escaceses reserven para consultar las primeras urgentes necesi-
            dades de la naturaleza? Si no tienen que dar, es por que todo lo han sacrificado
            al Estado. Ahora se pide un emprestito: el Cabildo lo tiene hecho anticipa-
            damente en las crecidas cantidades que lleva referidas, y su efecto es tal, que
            lo dexa por ahora y por mucho tiempo sin tener como subsistir. No es facil
            encontrar en las otras clases, á quienes ha comprendido el emprestito, igual
            desprendimiento, ni sacrificio tan costoso. Si algunos de sus individuos tienen
            una u otra finca, de que costean sus alimentos y los de sus familias, han pagado



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