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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
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Abril 2.
Excelentísimo Señor.
A consecuencia del nombramiento de Gobernador Politico y Militar
de esta Provincia que se dignó la bondad de Vuestra Excelencia hacerme, y de
las superiores ordenes que me comunicó, me puse en camino para ponerme
á la frente del Govierno, entender en su administracion y desempeñar la con-
fianza que Vuestra Excelencia se sirvió hacerme; quando luego que llegué á mi
Hacienda de Zapán, tube noticia de que mi antecesor havia convocado á los
Pueblos por medio de sus AIcaldes, a fin de que representasen á Vuestra Exce-
lencia que la voluntad general de la Provincia, era no admitir al sucesor, y si la
continuacion del actual por entonces, figurandoles que el nuebo Gobernador
era un chileno, ó porteño llamado Don Juan José Garcia Mancebo, que aca-
baria con la Provincia y que todos ellos serian sacrificados, a pesár de haberle
escrito antes de salir de esa capital, cuya carta llegó oportunamente á su poder.
Para este efecto, se valió de dos ó tres individuos advenedisos en el lugar que
firmaban á nombre de los vecinos ignorandolo muchos de ellos, y otros que
teniendo conocimiento de que yo era el Gobernador, se negaban á prestar su
consentimiento; pero siempre llegaron á ejecutarlo á nombre de estos.
No hay duda que el engaño que se les figuraba causó en ellos alguna
displicencia para admitir el nuebo gobierno, segun se me notició; pero luego
que llegué á la Provincia salieron de la engañosa duda en que estaban, mani-
festando el mas grande jubilo y regocijo al ver que yo era el Gobernador, y jun-
tamente descubriendome el engaño que havian padecido por dicho Ex-Go-
bernador, y sus satelites.
Este escandaloso procedimiento no solo manifiesta una grande aspi-
racion de mandar, quizá con siniestras intenciones, sino tambien una grave
oposicion á las superiores determinaciones de Vuestra Excelencia y por consi-
guiente se hace acreedor al mas serio escarmiento.
Pero no es esto todo Señor Exclentísimo, sino que empieso á tomar de
él, las instrucciones convenientes para mi govierno y me encuentro con que
no sabe ni que oficiales tiene á sus ordenes, ni si existen algunas partidas des-
tacadas que estén á mira de los movimientos del enemigo que dicen se halla en
Tarma, en numero que no puedo fijar á Vuestra Excelencia por que unos dicen
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