Page 119 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-2
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
caracter tan conosido determinó depositar en este ayuntamiento el govierno
del partido interinamente viendose presisado a partir de esta ciudad, pero
noticioso el alcalde ordinario Vinia de esta asertada determinacion tubo la
inaudita animosidad y baxesa de sorprenderlo por medio de su acesor privado
Don Jose Perez, y logro que sin leer, firmase un oficio dictado por ellos mis-
mos, en el que se le encargaba al alcalde de primer voto la administracion de
este dicho gobierno mas habiendo tenido este la imprudencia de manifestar
antes de tiempo su supuesto nombramiento a varios individuos del cabildo
que tuvimos a bien presentarlo inmediatamente al gobernador en atension
a los antecedentes que teniamos extraño muchisimo la trampa y mala fe de
que se habia hecho uso para engañarlo, recogio el titulo contrahecho, mando
se nos pasase el oficio que acompañamos a V.S. original, y nuestro alcalde
ordinario de primer voto contra quien se dirije esta representacion hubo de
pasar con la mayor frescura por la humillasion de quedar pribado, hasta de la
jurisdiccion ordinaria que debia exercer como tal y reencargado a nosotros en
la misma presencia, para que velasemos incesantemente sobre su conducta.
Despues de estos antecedentes tan conrrojosos para el bien que busca-
dos por el mismo aun insistio en el temerario y ridiculo empeño de usurpar la
jurisdiccion que hemos defendido, no por la vana gloria de mandar a quatro
hombres oir quatro dias y si solamente por atar unas manos siempre dispues-
tas a oprimir a la inosencia debil y desvalida y a obrar todo mal, por evitar las
tropelias extorsiones, desafueros, exacciones indebidas, ordenes violentas y
disparatadas, que no podiamos dejar de temer se pusiesen en ejecusion por
aquel hombre tan incontenible, que necesariamente hubiera acelerado la to-
tal ruina y destruccion de esta benemerita ciudad, a no habernosle puesto
de promedio privandonos gustosimamente del cuidado de nuestros propios
intereses y negocios personales, (permitasenos decirlo) para dedicar nuestras
incesantes fatigas y desvelos a la salud de esta republica, sin que hasta aqui
se hubiese advertido en la pureza de nuestras intenciones otro interes, que el
de la publica felicidad, y el abatimiento de los enemigos de nuestra sagrada
causa. ¿Y quales y quantas no han sido las circunstancias de nuestro espiritu
para oponernos en sircunstancias tan criticas y delicadas al prurito de man-
dar con desacierto siempre a la obstinada resistencia de aquel ciudadano tan
incorregible y porfiado, y para cuidar al mismo tiempo de no soplar el fuego
devorador de la anarquia y desunion? Pero omitiendo declamar contra el es-
terilmente por mas tiempo, ya parece que debemos contraernos nuevamente
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