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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Y que todo lo que tiene declarado es la verdad, supo y oyó con ocasión
de haber estado el testigo de residente el tiempo de dos años en el referido
pueblo de Acomayo y so cargo del juramento que tiene fecho, habiéndosele
leído se afirmó y ratificó en esta declaración, dijo ser de edad de treinta y siete
años, que no le tocan las generales de ley y la firmó.
Jacinto García de los Ríos
(rubricado)
Ante mí
Matías V ásquez
Escribano de Su Majestad
(rubricado)
[Declaración de Gregorio Enríquez].
Y luego incontinenti ante mí el Escribano José Agustín Chacón y Be-
cerra, estando en el lugar que llaman la Guardia de prevención, presentó por
testigo a un hombre blanco, que dijo llamarse Gregario Enríquez, que se halla
preso en uno de los calabozos de la guardia general, vecino que ha sido del
pueblo de Acos, de quien en virtud de la comisión, que se me confiere por el
Decreto de las fojas antecedentes /.26v y en la lengua general de indios, por
no saber la castellana, le recibí juramento, que lo hizo por Dios Nuestro Señor
y a una señal de cruz, según forma de derecho so cuyo cargo, prometió decir
verdad de lo que supiere y fuere preguntado; y siendo al tenor de las posicio-
nes contenidas en el escrito, dijo: que Don Hermenegildo Delgado, vecino del
pueblo de Acomayo le dijo al testigo, por parte de noche, que tenía comisión
del Corregidor de la Provincia de Quispicanche, Don Fernando Cabrera, para
que todos los vecinos, españoles e indios, se juntasen como soldados del Rey
Nuestro Señor en el pueblo de Sangarará, para prehender al rebelde José Tupa
Amaro y como a las siete de la mañana, se publicó el dicho auto a voz de pre-
gonero y caja y clarín; y que en su cumplimiento desde luego comparecieron,
en el dicho pueblo de Sangarará, los vecinos e indios de los pueblos de Acos y
Acomayo, juntamente Doña Tomasa Tito Condemayta, Cacica y su hijo Ra-
món Delgado; y supo este testigo, que los indios del rebelde quisieron matar
a los susodichos, madre e hijo, hasta que hallaron oportunidad de entrarse en
la casa del Cura y auxiliarse de su respeto; pero que al día siguiente, sábado,
los habían sacado y llevado los dichos indios a presencia del rebelde, lo que le
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