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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
de la real audiencia de Lima, compareció una mujer presa en este cuartel, de
quien recibió juramento que hizo por Dios y una señal de cruz según dere-
cho, y habiéndole hecho como se requiere y prometido decir verdad, siendo
preguntada cómo se llama, de dónde es natural, su edad, estado, calidad, y si
sabe la causa de su prisión, dijo llamarse Tomasa Tito Condemayta, natural de
Acos, provincia de Quispicanchi, de estado casada con Faustino Delgado; que
es cacica, y que ignora la causa de su prisión.
Héchosele cargo cómo dice que ignora la causa de su prisión cuando
debe saber es por haber auxiliado al rebelde José Tupa Amaro con gente, y
avisándole continuamente, en toda ocasión en que iban soldados contra él.
Responde ser falso el cargo.
Volviósele a hacer cargo cómo dice ser falso el cargo antecedente
cuando consta por declaraciones y por la confesión del mismo José Gabriel
Tupa Amaro que le auxiliaba con gente. Responde que es incierto le auxiliase
al rebelde, y que lo que pasó fue que habiendo ido Andrés Castelo al pueblo de
Acos con un auto a nombre del rey y con pena de la vida los indios se fueron
sin que nadie se lo mandase.
En este estado se le manifestaron cuatro cartas, escritas las tres a Mi-
caela Bastidas y una al rebelde, las que reconoció y dijo ser suyas.
Hízosele cargo cómo constando por ellas que estaba a su disposición,
que ella procuraba sujetar la gente de su pueblo, con otras varias expresiones
que claramente manifiestan lo adicta que estaba al partido de dicho rebelde.
Dice no se acordaba entonces de dichas cartas, y que esto lo hizo porque se
veía acosada de los indios, que le pedían plata y comida, por lo que le escribió
pidiéndoselo Micaela Bastidas, y que ella, como mujer tersa agradar al rebelde
y a su mujer, y que aún así no le ha valido, pues el rebelde le ha quemado sus
casas y destruído sus bienes, y que se afirma en no haberlo auxiliado con gen-
te, sino que los indios se iban de su propia voluntad.
Preguntósele qué bienes suyos propios son los que tiene. Responde no
tener ya ninguno, porque los pocos que tenía se los destruyó el rebelde.
Preguntósele si sabe quien auxiliaba al rebelde o le fomentaba su em-
presa, con quién se correspondía éste, y si sabe le escribiesen algunas cartas de
Lima o del Cuzco. Responde que ignora por el contexto de la pregunta, y sólo
puede decir haber oído a Patricio Noguera que el cura de Pampamarca tenía
la culpa de todo, y que el señor virrey o el señor obispo supiese lo que era el
cura, lo hubieran castigado.
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