Page 196 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
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            que le acompañaban, é influian á negar la debida obediencia á Dios y á nuestro
            Católico Monarco. ¿Y qué vasallo fiel y leal no se alegrará en el arresto de este
            rebelde? ¿Qué español verdadero no concibe en su pecho una excesiva alegria,
            por noticia tan plausible? ¿Qué cristiano no se empeñará en tributar á Dios los
            mas rendidos obsequios, por habernos concedido un beneficio tan grande?.-
            Sí, amados hijos, este suceso es digno de todos nuestros votos y de las mas fer-
            vientes oraciones. El amor que debemos al Rey y á la Religion que profesamos,
            exije que exhalemos nuestros corazones en alabanzas y cánticos. ¿Y á quién
            mejor se pueden dirigir nuestros sacrificios, que á la Trinidad Beatísima, Pa-
            dre, Hijo y Espíritu Santo, Patrona de esta muy Ilustre Ciudad de Buenos Ai-
            res? Si Señores: á la Trinidad Santísima, formaron los mas célebres cánticos de
            agradecimiento Noé y sus hijos, cuando se libertaron del diluvio universal. A
            la Trinidad Santísima hicieron solemne fiesta los Macabeos, despues de haber
            derrotado el ejército de Antioco, y quitado la vida á los mejores Generales
            de su reyno. A la Trinidad Santísima tributó el pueblo de Israel y su sano rey
            Exequias, las mas rendidas gracias, cuando sacudieron el yugo y tirania de Se-
            nacherib, rey de los Asirios. A la Trinidad Santísima adoró el Pontífice Joazin
            y sus presbiteros, cuando la valerosa Judith destrozó el ejército de Holofernes,
            cortando la cabeza á este aleve tirano, y por tres meses fué celebrado el gozo
            de esta victoria, ofreciendo todo el pueblo, votos, holocaustos y promesas.
                    Pues, amados hijos mios, ya que no celebremos la victoria que acaba-
            mos de conseguir, por el espacio de tres meses, festejémosla á lo menos con
            tres ó cuatro dias de solemnidad. Cantemos en el primero una misa y Te-
            Deum, dando gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Espóngase al mismo
            tiempo el sagrado cuerpo de Nuestro Salvador, en desagravio de los desacatos,
            irreverencias y maldades, que contra él, y en su misma presencia cometieron,
            nuestros falsos hermanos. Téngase por otros tres dias patente á este Señor
            Sacramento, para que todo el pueblo le alabe, lo bendiga y engrandezca con
            súplicas, ruegos y ardientes suspiros. Concédase últimamente indulgencia
            plenaria á los que se confiesen y comulguen en estos tres dias, pidiendo á Dios
            por la salud y vida de nuestro amable Rey, por la de los Serenísimos Señores,
            Príncipe y Princesa, y demas familia real, por la exaltación de la Santa Iglesia,
            por la paz y concordia entre los príncipes cristianos, y por todas las necesida-
            des de España. Así, amados hijos, queremos que se haga en todas las parro-
            quias de nuestro obispado; y en virtud de las facultades apostólicas con que
            nos hallamos de nuestro Sumo Pontífice reinante, concedemos indulgencia



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