Page 38 - José de la Riva Aguero - Vol-2
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Volumen 2
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            a comunicar a Ud, mis ideas sobre el medio de salvar ese país de sus tiranos.
            El general Sucre va dirigido cerca de ese gobierno para exponerle los arbitrios
            y medidas que, en mi opinión son saludables. Lleva un carácter diplomático
            para darle mayor peso e importancia a su misión. Aseguro a Ud. que este gene-
            ral servirá infinito al Perú, si Ud, quiere tener la bondad de emplear sus luces,
            su actividad, su celo y aún su valor. Confieso con franqueza que no ha dado
            Venezuela un oficial de más bellas disposiciones, ni de un mérito más com-
            pleto. Aunque criado en la revolución y sin haber podido tener otra educación
            que la que da la guerra, es propio para todo lo que se quiera. Yo he confiado
            a él, la dirección de nuestro ejército en el Perú y además una comisión diplo-
            mática para terminar de una vez, los negocios de límites y la devolución de las
            provincias de Colombia que tiene el Perú, porque no es justo que, vecinos y
            hermanos, conserven celos que puedan prolongar las calamidades públicas. El
            general Sucre lleva el encargo de representar los intereses de Colombia en esa
            capital y de combinar el plan de campaña y operacion militar para ordenar, en
            consecuencia, al general Valdés lo que debe hacer. Era muy difícil que desde
            aquí yo pudiese comunicar a Ud. la multitud de combinaciones que formado
            en obsequio de la libertad del Perú. El general Sucre presentará a Ud. el cua-
            dro de mis ideas con relación a la guerra y a negociaciones pacíficas con los
            enemigos. Si estos no son locos o eminentemente heroicos, deben tratar con
            nosotros en el estado actual en que se halla la Europa y la América.
                    Por papeles públicos verá Ud. que los ingleses iban a tomar a La Ha-
            bana y Puerto Rico y que los aliados iban a entrar en España. Estos sucesos
            deben mudar la faz de los negocios públicos en uno y otro mundo. Yo pienso
            que ya la España estará ocupada por sus enemigos, y lo mismo La Habana y
            Puerto Rico con el nombre de compensación. La Inglaterra, no aprobando la
            conducta de los aliados y no habiendo España para ellos, reconocerá nuestra
            independencia y aún hará mucho más. Me parece que todo está ya decidido a
            favor de la América. Por consiguiente sería una demencia suma, comprometer
            nosotros, en el día, la suerte de nuestras armas ni aún con esperanzas vehe-
            mentes del triunfo. Mientras vemos el giro que toma la Europa y la Inglaterra
            en esta crisis vital no debemos dar un paso que no esté marcado con una segu-
            ridad infinita. Nuestros negocios se están desarrollando en el gabinete de Lon-
            dres y en los campos de la Península. Una victoria más no aumentará nuestro
            peso o volumen y la pérdida de la capital de Lima quita el prestigio de la inde-
            pendencia del Perú. Esta consideración no debe Ud, alejarla un momento de



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