Page 9 - Mensaje a la Nación 28 de julio\2016-2021\PLO-2019-2
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grave crisis política y un escenario de zozobra institucional que habían trastocado las
bases del Estado y fastidiado a nuestros ciudadanos.
Conscientes del enorme desafío, en estos dieciséis meses hemos logrado conducir una
transición ordenada y pacífica dentro de los cauces legales y constitucionales.
En el Perú no se produjo un escenario de convulsión social ni política, como ha ocurrido
en otros países en similares situaciones. Es la democracia y la fe de los peruanos que se
vienen imponiendo frente a los privilegios y los compadrazgos. Es la voluntad de un
pueblo valiente y luchador que alienta y estimula la construcción de un verdadero Estado
de derecho. Por eso, no solo hemos garantizado una transición democrática, sino,
escuchando el clamor de la ciudadanía, hemos emprendido las reformas judicial y
política, y una lucha frontal contra la corrupción y la impunidad. Desde un inicio, tuvimos
claro que esta no era una tarea sencilla. Siempre fuimos conscientes de que era, y es, un
desafío complejo conducir al Perú desde la crisis que atraviesa hacia una nueva etapa de
crecimiento sostenido y estabilidad institucional, la que conduce este camino de
fortalecimiento de la República.
El objetivo común es generar instituciones sólidas, representativas y confiables, que
promuevan un crecimiento equitativo, competitivo y sostenible, y nos permita cerrar
brechas sociales y de infraestructura. Por eso, hoy anunciaré un conjunto de medidas
para impulsar el crecimiento productivo y el progreso del país.
Crecimiento económico, competitivo y sostenible.
Ahora, haré referencia a las variables económicas y a nuestro trabajo para dinamizar la
economía del país.
El mayor desafío que nos puso la historia no solo es continuar un período de gobierno. El
gran reto, y así lo tenemos claro desde un inicio, es abrir un rumbo diferente para el Perú,
un horizonte de crecimiento, progreso y bienestar para todos, sentando las bases
institucionales del Perú del Bicentenario.
En 2018, el Perú se posicionó como una de las economías con la mayor tasa de
expansión de la región al crecer 4 por ciento. Este crecimiento fue posible a pesar de los
graves actos de corrupción que venimos enfrentando, que han generado —tenemos que
decirlo con claridad— desconfianza. Pero gracias a la voluntad y las enormes
capacidades productivas del país, lo estamos revirtiendo.
En el contexto internacional, este año el Fondo Monetario Internacional ajustó a la baja el
crecimiento del PBI mundial para el 2019. Este menor crecimiento de la actividad
económica global se da en un contexto de intensificación de las tensiones comerciales
entre China y Estados Unidos y las crecientes tensiones geopolíticas.
Para América Latina también se redujo su proyección de crecimiento a tan solo 0,6 por
ciento para este año.
El Perú está integrado al mundo y, por tanto, sufre los impactos de la desaceleración
económica mundial. Sin embargo, para nuestro país, proyectamos un crecimiento de la
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