Discurso de Simón Bolívar ante el Pleno del Congreso Constituyente

(10 de febrero de 1825)

Luego del gran triunfo del Ejército Libertador en las pampas de Ayacucho, el Dictador Simón Bolívar, expidió el Decreto del 21 de diciembre de 1824, que convocaba la reunión del Congreso Constituyente del Perú, precisamente para el 10 de febrero de 1825, luego de un año, que este se declarara en receso por Ley del 17 de febrero de 1824   y   que, además, le   confirieran a Simón Bolívar la suprema autoridad política y militar de la República.  

El considerando del Decreto se expone las razones del Libertador:

“…Que han cesado las circunstancias lamentables que obligaron al Soberano Congreso Constituyente a crear la autoridad extraordinaria de la dictadura (…) que hallándose la República en el estado de constituirse, organizarse y darse un gobierno conforme a su ley fundamental…” 

Reunido el pleno del Congreso Constituyente con la presencia de 56 representantes, y luego de los protocolos de las comisiones de anuncio y recibo el Dictador Simón Bolívar, inicia su discurso celebrando la victoria de Ayacucho y de haber salvado a la República de la más espantosa calamidad.

Hace un recuento de la grave situación de la administración del país, sobre las nuevas relaciones diplomáticas y por último devuelve al Congreso Constituyente el poder supremo que le fue depositado mencionando lo siguiente:

“¡Legisladores! Al restituir al Congreso el poder supremo que depositó en mis manos, séame permitido felicitar al pueblo, porque se ha librado de cuánto hay de más terrible en el mundo: de la guerra, con la victoria de Ayacucho, y del despotismo con mi resignación. ¡Prescribid para siempre, os ruego, tan tremenda autoridad que fue el sepulcro de Roma! 

Finalizó, mencionando que su destino de soldado lo llama a contribuir a la libertad del Alto Perú y a la rendición del Callao. 

Sin embargo, la idea general de los legisladores era que el Libertador de Colombia continuase en el poder por considerarse que la anarquía sobrevendría de retirarse del Perú y así se lo hicieron saber. 

Simón Bolívar, aclaró su disposición de “…emplearse con todas sus facultades en el servicio de la República del Perú (…) que el terrible título de Dictador y de que había usado con las modificaciones que en toda ocurrencia le sugería la aversión a este mando, lo resignaba con gratitud al Congreso por la ilimitada confianza que hizo de su persona, y con resolución de no continuar en el…” 

Luego de retirarse Simón Bolívar, se presentaron varios proyectos entre ellos el del diputado Arce:  en el sentido que el Libertador de Colombia continúe encargado de la Dictadura de la República Peruana hasta que esté terminada la guerra. Se nombró una comisión de siete diputados presidida por el señor Larrea, quienes comunicaron a Simón Bolívar, que el Congreso Constituyente ha acordado continúe con el mando dictatorial y no admitía su dimisión. Ante el compromiso de seguir en el cargo Simón Bolívar aclaró, que no aceptaba el título de Dictador. 

En la sesión extraordinaria del mismo día en la noche se aprueba otorgarle el título de El Libertador, mediante la Ley del 10 de febrero de 1825.

Transcripción de la Sesión