
Nació en
Santa Ana, Ayacucho, en 1944. Aprendió el
oficio de su padre, Ambrosio Sulca Pérez,
reconocido tejedor que mereció la distinción
de Gran Maestro de la Artesanía Peruana
en 1994. En Alfonso Sulca perviven, por un lado,
la técnica textil que aprendió desde
niño, por otro, la actitud moral de ser
guardián de una milenaria cultura.
Alfonso Sulca tiene el mérito de haber investigado
las plantas aborígenes y haber contribuido
al rescate de los vegetales que en la antigüedad
sirvieron para teñir las fibras, abandonados
luego por el uso de colorantes industriales.
Como reconocimiento a una larga carrera que le ha
valido imponerse en los mercados de Europa, Norteamérica
y Asia, se le nombró en 1999 Maestro Regional
de la Artesanía Ayacuchana.