Page 44 - Rumbo al Bicentenario Nº 15
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Fuente gráfica: Wikimedia


          El Cerrito de las

          Ramas




          El Cerrito de las Ramas, es el nombre de esta pe-   Dimas ante la sorpresa de Lilit le entregaría su “al-
          queña colina, hoy cubierta de casas que durante la  milla” (una prenda usada por los antiguos limeños
          época virreinal fue uno de los lugares más temidos  y que cubría desde los hombros hasta la cintura).
          por los limeños. Ubicada entre el cerro San Cris-   Lilit indignado por el engaño lo llevó donde satanás
          tóbal y la Alameda de los Descalzos en el actual  a quien solo le quedo darle la razón al escribano
          distrito del Rímac. Durante la colonia era un lugar  quien realmente nunca ofreció entregar su alma.
          alejado y abandonado y del cual se contaban innu-   Por eso amigo cuando pases por el “Cerrito de la
          merables historias, en las que se afirmaba que uno  Ramas” recuerda que es un lugar con muchísima
          podía encontrarse ahí con el mismísimo demonio.     historia y que ahí un limeño se burló del mismísimo
          Tantas fueron las leyendas sobre esta colina, que   demonio.
          Ricardo Palma nos habla del “cerrito de las Ramas”
          en cinco de sus tradiciones peruanas: “La ex co-
          munión de los alcaldes de Lima”, “Predestinación”,
          “El mejor amigo. Un perro”, “La misa negra” y “Don
          Dimas de la Tijereta”. Es, en esta última, donde la
     44 44  tradición tiene como centro de acciones al “Cerrito
          de las Ramas”. Palma nos cuenta que en este lugar
      Comisión Bicentenario del Congreso Comisión Bicentenario del Congreso  Lilit, secretario de Satanás, por el cual Don Dimas
          llegaron a un acuerdo Don Dimas de la Tijereta, es-
          cribano de la Real audiencia de Lima con el diablo

          entregaría su almilla al demonio por el amor de una
          joven llamada Visitación (quien rechazaba perma-
          nentemente al escribano) en un plazo que se cum-
          pliría luego de tres años. Cumplido el plazo los pro-
          tagonistas se reencontraron en el mismo lugar, Don
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