Page 475 - La Rebelión de Huánuco. Vol 4
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Huánuco de 1812
Tomas Espiritu (Rubricado).
Protector.
Lima y Mayo 14 de 1812.
Por presentado este escrito: Desele por mi la certificacion que solicitan
estas partes. Asi lo provey, y firmé yo el Cura y Vicario de esta Doctrina.
Bernardo Briseño (Rubricado).
En virtud del Auto que antecede, devo decir, que entre los catorce Pue-
blos de Yndios insurgentes, que entraron en este Pueblo vinieron los de Pachas
con el mismo decignio de todos; pero no se por que se desunieron estos de
los demas en la Plaza, y gritaron llamando a los de Llata, para tirar contra los
demas: Para el efecto me llamavan a mi a fin de que convocase a mis Feligreses
para que unidos se opuciesen a ellos. En efecto sali a la Plaza mandé tocar las
campanas, reparti palos a dichos insurgentes en compañia de los Pachacinos,
y consegui el que desaloxasen la Plaza, y que saliesen de la Carsel varias victi-
mas que tenian enserrados y sentenciados a muerte. Y viendo que mis feligre-
ses de Llata, no parecian, por que infundidos de horror por mi con amenazas
a la revelion de los Indios se havian aucentado, los mas al Partido de Conchu-
cos, y otros a las punas altas, llenos de miedo del furor de dichos insurgentes,
dexando sus pobres bienes que saquearon, y despedasaron sus casas viendo
que no aderian el decignio de la revelion como los (Al margen: Ojo.—) demas
Pueblos. De manera que el, haverse cortado el torrente furor de la insurrec-
cion de los Yndios de Pachas, en la Plaza de este Pueblo, y la repugnancia y la
negacion formal de los Llatinos a no seguir a la revelion formalisadas, pues si
mis Feligreses huvieran convenido con sus designios huvieran pasado a los
demas Pueblos que ya se hallan dispuestos y movidos y no huvieran parado
hasta entrar al Partido de Conchucos, en donde huviera, sido mui dificil apa-
gar la llama de la insurreccion.
Los Yndios mas empeñados en este proyecto viendo frustrados sus
designios, con la negacion y retiro de mis Feligreses, castigasen a estos con
despedasar sus ganados, arrear quantos encontraron, despues de haver des-
trosado sus casas, saqueados todos sus pobres bienes, y degollado a dos Yn-
dividuos, con lo que retornaron a sus Pueblos llenos de ira y furor contra el
Pueblo de Llata, que muchas veces intentaron el insendiarlo. Esta es la verdad
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