Page 257 - La Rebelión de Huánuco. Vol 2
P. 257

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La Rebelión de Huánuco de 1812
            y en quanto a la segunda dice que los comandantes y los que despachaban
            papeles á los Pueblos heran Manuel y Jose Rodrigues, Antonio el Limeño, Jose
            Ulluco; que José Beraun entraba, y salia en casa del General Castillo: que Don
            José Narbarte á caballo andaba diciendo como vio el confesante aqui está mi
            gente: que este junto con el que habla (que lo llevó) le avisó á Don Domingo
            Berrospi de que havia entrado la gente de que se incomodo Berrospi diciendo
            que para que havia entrado que no dio orden, y que el lo havría mandado traer
            á la que se retiró sin contestar á caballo en el que estaba montado desde antes,
            y responde.
                    Preguntado quienes heran de los desentes del lugar que fomentaban
            la sublebacion en publico, ó en secreto, prestando aucilios para ello, dijo: que
            solo conocío en clase de tal al regidor Castillo, y responde.
                    Preguntado para que exponga sobre todas las ocurrencias de la suble-
            bacion dijo: Que José, y Manuel Rodrigues con el General Castillo, les decía
            que no hera el Intendente el que venia, y que los primeros protestaron quítarle
            la vida al que viniese segun decia con la embajada de la tropa del rey. Que
            Don Domingo Berrospi despues de la sublebacion libró autos para que los
            indíos, se retirasen á sus Pueblos hasta que el les abisase, pero luego que entró
            de General Castillo este mandó á los indíos delante del confesante que ya no
            hiciesen caso de las ordenes de Berrospi, y solamente las que díese el que el
            sabia lo que iba á hacer por que dicho Berrospi les jugaba la mano é intentaba
            entregarlos á manos de los Europeos, y mediante esto los agitaba á los Indios
            fuesen á batalla al Asiento de Ambo, y siempre estaba calculando modo de
            ganar las guerras tanto que mi día se declaró con el confesante diciendole que
            si podrIa ganar la guerra contra la tropa del Rey, y que siempre que esto sur-
            tiese les daria á todos los que comandaban á los Indíos sus correspondientes
            empleos, y al confesante le ofrecío hacerlo Alcalde de los IndÍos con cargo de
            que juntase á los índios para que fueran á la guerra, y nunca condescendío sin
            embargo de que no se lo negaba, ni procedía á execucion ninguna, y no podía
            contradesir á nada por temor de que le quitasen la vida y arruinasen su casa, y
            familia, pues esta orden la daba repetidas veces á los índios, y aun para con los
            mismos indios de los pueblos, que no acudiesen á sus ordenes, y especialmen-
            te á los que no caminasen a la vatalla contra la tropa, de Ambo, y responde.
                    En este estado mandó Su Señoría suspender la presente confecion, de-
            jandola avierta para proseguirla siempre y quando vien combenga; y el confe-
            sante dijo, que lo que lleba expuesto es la verdad para el juramento que tiene



                                               256
   252   253   254   255   256   257   258   259   260   261   262