Page 184 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Volumen 1
Petición de provisiones para el enfrentamiento con los insurgentes
Es copia de su original lo que certifico: Huánuco y febrero 27 de 1812.
Nicolas Ambrocio de Ariza (Rubricado)
(Al margen)
Pasco Marzo 4 de 1812.
El lamentable estado en que se halla esta ciudad consternada con la
sublebacion de los Yndios de la Doctrina de Santa Maria del Valle, y el des-
consuelo de los habitantes de ella dió merito para que el Cabildo y Junta de
las personas censatas me eligieron de Subdlegado Ynterino atendiendo a las
criticas circunstancias que mediaban, y que por este arbitrio le conseguiria al-
gun reposo de áquellos insurgentes en la persecucion: este abiso con el actual
estado y urgentes necesidades de aucilio que exije para remediar los mayores
males de este vecindario doy al Excelentísimo Señor Virrey del Reyno por un
oficio que su literal tenor es el siguiente:
«Execelentísimo Señor, despues de acaecida la sublebacion puramen-
te de Yndios, todos de la Doctrina del Valle que sorprendió á esta ciudad el
domingo 23, del presente de que con consulta mia se dió parte a Vuestra Ex-
celencia por mi señor Padre el Alferes Real Don Manuel Berrospi á quien los
tumultuantes Yndios aclamaron por Subdelegado cuio unico medio de alguna
pasificacion fué aseptar tal nombramiento, magximamente por ebitar mayo-
res funestas consecuencias; El Ylustre Ayuntamiento lleno de dolor al ver las
criticas circunstancias presentes considerando no podia tener efecto una acla-
macion clandestina, y que por otra parte la abansada edad de mi señor padre
no le permitia exercer el empleo como corresponde; determinó se selebrase en
Cabildo una Junta de las personas que al parecer eran mas sensatas; en cuio
acto se me nombró Provicionalmente por Subdelegado Ynterino como lo verá
Vuestra Excelencia en la acta que en copia certificada acompaño.
»El fin propuesto por los insurgentes ha sido expulsar de la ciudad
a todos los Europeos para que el mando recayga en solos americanos; y asi
intrepidamente se abansaron á elegir a mi padre agarrandolos de sorpresa; y
visto pues que no havia otro arvitrio de pasificacion para ebitar un destroso
lamentable de la ciudad en circunstancias de hallarnos sin armas, sin gente
que casi todo salió fugitiba y sin pertrechos de guerra, fue necesario permi-
tirles la entrada que solicitaron para solo vuscar a los chapetones y registrar el
Hospicio de San Francisco donde aseguraban tenian armas estos: pero esto no
solo se redujo a lo que havian propuesto, sino que posesionados de la Plaza se
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