Page 25 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-3
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             Guerrillas y montoneras durante la Independencia
                    Hé resibido la Suprema Orden de 8 de Septiembre pasado en que se me
            transcribe el Informe del señor Sub Inspector General de Cívicos, relativo a la
            instruccion que há circulado á los Governadores para la ereccion y arreglo de
            Cuerpos Cívicos de este Departamento. en que expone hallarse formados dies
            y ocho Cuerpos, y cinco que lo estarán muy pronto. Estas noticias sin duda se
            hallarán en la Sub Ynspeccion General solamente pues de ellas no hay indicios
            en esta Presidencia, en donde debían haverlos, según lo dispuesto en el artículo
            2° Seción 5a. del Estatuto provicional y posteriores ordenes sobre la materia; a no
            ser que el señor Sub-Inspector cuente con los antiguos Cuerpos de Milicias, que
            solo lo eran en él nombre, por estar trasados en un pliego de papel, y contener sus
            listas soldados que existieron, á más de cuarenta años: una prueba victoriosa de
            esta verdad es la Revista que hé pasado al Reximiento de Cavallería de Truxillo,
            que no pudo presentar más fuersa que ciento treinta hombres, y mucho menos el
            Batallon de Infanteria. Es demaciado savido que en tiempo del Govierno Español
            estos Cuerpos no tenían otra existencia que un cuadro de oficiales, que los más de
            ellos aun no sabían llevar el sombrero: pero se tenía [quemado] mucho cuydado
            de que estubiese completo, para disfrutar el fuero, y otras bentajas civiles, que no
            dejaron de ser lucrosas y opresoras para los Ciudadanos. Era bastante comun que
            un cuerpo de estos ocupase la area de más de cien leguas, y que un Cuerpo de
            Milicias estuviese repartido en siete y ocho pueblos, y desde uno de ellos saliese la
            vóz de un Gefe para turbar la quietud del labrador, impedir el exercicio de un Juez,
            y tal véz hacer venir a un soldado de dies leguas, abandonando sus cementeras y
            familias, para solo responder a la demanda de dos pesos, o ser arrestado por una
            pequeña falta de servicio, que no pudo hacer por la gran distancia de su cituacion,
            y graves perjuicios que se le irrogaban, separandose de sus atenciones domesticas
            para hacer nada.
                    Es tambien demasiado savido que por el honor de ser Gefes se lebantaban
            Regimientos, donde no debían haber Batallones, y tal vez ni aun compañias suel-
            tas; más si analisamos con detención el origen de estos males, insoportables para
            la humanidad, lo encontraremos seguramente en el prurito de mandar en lugares
            desconocidos, y en él de desentenderse de los mayores males, por la falsa gloria de
            dar muchas ordenes, aunque no se cumpliesen y fuesen contrarias al objeto de su
            proposito.
                    Esto és lo que he procurado evitar con mis instrucciones, hechas consul-
            tando la localidad del Departamento de Truxillo, y sus costumbres, y para que en
            realidad hayan cuerpos Cívicos. No jusgue Vuestra Señoría Ilustrísima Honorable



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